Cine, Tv y Teatro

Una serie de catástroficas desdichas: primeras impresiones

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La nueva adaptación de los libros de Lemony Snicket reunió casi 4 millones de espectadores en su primera semana de estreno.

La producción adapta de nuevo la saga literaria que el escritor californiano Daniel Handler escribió entre 1999 y 2006. En total, trece libros, de los cuales sólo los cuatro primeros serán llevados a la pantalla en la primera temporada. La serie —que consta de ocho episodios— cuenta con la producción ejecutiva de Barry Sonnenfeld (ganador de un Emmy) y Daniel Handler. En el reparto encontramos a Malina Weissman, Louis Hynes y Presley Smith, en el papel de los hermanos Baudelaire, junto a la estrella televisiva Neil Patrick Harris (Cómo conocí a vuestra madre).

Era difícil de superar el notable largometraje, que recaudó 209 millones de dólares a nivel mundial, dirigido por Brad Silberling y protagonizado por Jim Carrey. Aunque no suele ser la regla general, hay grandes series con procedencia cinematográfica y que han igualado o incluso mejorado el original. Los más viejos del lugar recordarán M.A.S.H., la película de Robert Altman de 1970 que se convirtió en una mítica serie de televisión durante nada menos que once temporadas. También, aunque ya en otro nivel, Fama (1982-1987), basada en la película de Alan Parker de 1980. Y en tiempos más recientes encontramos notables adaptaciones como Friday Night Lights (2006) y, por supuesto, Fargo (2014).

La serie ha sido otro éxito de crítica y público con el que Netflix comienza otro año con buen pie. Para Entertainment Weekly «Los actores que interpretan a los niños de Baudelaire, siempre en peligro y siempre sonrientes, están bien escogidos, y todo funciona para crear una saga resonante sobre el heroísmo en un mundo que se ha vuelto loco y casi sin sentido por la mala administración de los adultos». Para The Atlantic «el resultado es un espectáculo que es probable atraiga a adultos y niños, con sus capas de misterio, su extraño sentido del humor, y la hiper-conciencia de sí mismo, todo ésto siempre y cuando los espectadores pueden aceptar la miseria que tenemos delante…»Así, para The New York Times «todo el asunto está arropado por un gran presupuesto y con un respeto por la capacidad de las mentes jóvenes para percibir el humor poco convencional e incongruente y la misma calidad que hicieron los libros tan exitosos».

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