Vetusta Morla (Madrid, 19-04-08)
En un momento de la actuación, viendo el Joy Eslava abarrotado desde el gallinero hasta el último palco, Pucho -la voz de Vetusta Morla- vino a decir que no sabía lo que tuvo que sentir Javier Bardem cuando le dieron el Oscar al mejor actor, pero que aquello era increíble. Desde luego que tenía motivos para estar contento.
Pero antes del gran show de la noche se pudo asistir al número que hizo Hyperpotamus. Empleando únicamente su voz y un loops station ofreció un espectáculo de un sólo hombre que resultó fresco y sobre todo muy divertido. Grababa en directo su voz y la reproducía montando unas capas sobre otras las veces que hiciera falta para crear complejos montajes. Así, no sólo demostró que tiene una cabeza perfectamente amueblada, sino que también logró que un sorprendido público lo pasara realmente bien.
El plato fuerte no se hizo esperar. Tras un telón blanco semitranslúcido aparecieron Pucho, David (batería), Álvaro (bajo), Jorge (percusión), Guillermo (guitarra) y Juan Manuel (guitarra y teclado). Venían presentando Un día en el mundo (Pequeño Salto Mortal, 2008), y las expectativas eran enormes tras haber vendido todo el papel con semanas de antelación. En líneas generales se les puede poner como pega que a nivel de sonido no fue el mejor concierto de una de esas bandas que llevan años pateándose todo el circuito madrileño. Ahora bien, en una jornada tan especial como esta ése no era el aspecto más importante. En cambio en el de las emociones no cabe duda de que entusiasmaron. Los presentes, tanto fans de los viejos tiempos como nuevos fieles, corearon canciones a conciencia, gritaron de alegría, y disfrutaron con unos Vetusta Morla que vivieron algunos de los momentos más especiales de su vida musical.
Y es que hubo de todo. Comenzaron con Autocrítica con caras de celebración, y lo dieron todo en temazos como Sálvese quien pueda o una demencial La cuadratura del círculo (fantástico lo de llevar los bidones de metal) con la que cerraron la primera parte del set. Tuvieron geniales ideas de producción, como que Pucho y Guillermo comenzaran los bises tocando Iglús de cara a una videocámara que proyectaba sus primeros planos sobre el telón que les tapaba. También mostraron alguna canción nueva como Vida no hay mucha y recordaron viejas composiciones como Mi habitación favorita o La gravedad. Subieron amigos al escenario en la hermosa Al respirar (Hyperpotamus al harmonio acompañado de Willy Planas al chelo) y en Saharabbey road (Jairo Zavala a la guitarra). Ésta última sirvió de gran fin de fiesta que ponía de relieve la situación del pueblo Saharaui, y les permitió terminar de dar gracias de manera personalizada a todos aquellos que han ayudado a Vetusta Morla a lo largo de su carrera.
Esas continuas y sinceras muestras de agradecimiento de la banda dieron lugar a uno de los momentos más emotivos, cuando Pucho tuvo que dejar de hablar porque no podía reprimir las lágrimas mientras se dirigía a esos seguidores que les apoyan desde hace años. Cuando el concierto tocaba a su fin uno de ellos gritó que lo próximo sería abarrotar Las Ventas, y es probable que en cierto modo no ande desencaminado, ya que suena imposible que se repitan esos conciertos en salas como Siroco o Café La Palma ante apenas cincuenta personas. Lo de que en el futuro Vetusta Morla den la vuelta al ruedo en la mayor plaza de España es cuanto menos complicado, pero de lo que no hay duda es que por ideas e ilusión están en el buen camino.