Con su ya noveno disco, The Trash Can Sinatras mantienen una coherencia que les ha mantenido en pie durante veinticinco años de carrera. Muchas de las bandas alternativas que hay hoy en activo (The Shins, Vetiver) beben de las mismas fuentes en las que ellos lo hicieron en su momento. Con todo, el desgaste se hace notar en muchas de las composiciones. No tanto en las melodías, que siguen dominando con facilidad, como en las letras, que pecan de cierta ingenuidad, como en People, la canción que abre el disco, donde cuentan «I am a human / You are human too / Can we come together into something new / And sow the seeds for a greater good?».
La banda de Fran Reader, no obstante, ha logrado algunas buenas bazas en este nuevo álbum: en Morning star nos evocan a alguna de las canciones de los últimos discos de REM; en la larga Oranges and apples hacen un emotivo homenaje a Syd Barrett; y en Shoud I pray cuentan con el acompañamiento vocal de Carly Simon. Sin embargo, los mayores admiradores del grupo puede que se sientan un poco decepcionados, sobre todo por las grandes expectativas que dejó su anterior disco, Weighlifting, hace ya cinco años.
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