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Tomorrow’s Modern Boxes: primeras impresiones

Thom Yorke

La novedad en el inesperado segundo disco de Thom Yorke reside sobre todo, más en la forma de servir el menú del día que en la variedad de sus ingredientes.

Algunos se esperarían que al oír BitTorrent -normalmente asociado más con la piratería de las ventas- estábamos ante otro pay what you want de Thom Yorke. Sin embargo, la idea del músico era otra totalmente distinta: utilizar el servicio Bundles, creado el pasado año y que usa la tecnología «peer-to-peer» para compartir música, videos y/o imágenes de una manera rápida, pero a la vez segura, para «vender» de forma directa su nuevo disco, sin intermediariosm con la finalidad de «devolver el control del comercio de internet al creador».

Yorke ya había sacado su primer álbum de Spotify en julio del pasado año tras poner en evidencia los raquíticos beneficios que aportaba el servicio de streaming, al que llegó a denominar sin ningún empacho «el último pedo desesperado de un moribundo». Algo parecido comentó el productor Nigel Godrich: «La industria de la música está siendo tomado por la puerta de atrás … y si no lo intentamos y que sea justo para los nuevos productores musicales y artistas … entonces el arte va a sufrir». Spotify finalmente reveló que una canción desde su servicio reportaba a un artista 0.006 $.

En las dos primeras horas desde que fue colgado el álbum era descargado por 34,900 personas y en un día la cifra llegó a 100.000. Pero ¿qué dicen los medios de su contenido?

Para USA Today «los aficionados que anhelan el próximo álbum de Radiohead seguramente pueden ver Tomorrow’s Modern Boxes, con ese estado anímico contenido de silenciosa intensidad, como un entretenimiento frustrante. Pero la inquieta curiosidad que siempre ha impulsado Yorke estalla, sin embargo, en voz baja, a través de cada pista, insistiendo en que nos detengamos y escuchemos con más atención».

Para Star Tribune: «Yorke dibuja esta vez una línea recta desde su anterior trabajo. Poco se distingue aquí la música de algunas de las piezas más spacey de The Eraser y del último disco de Radiohead, The King of Limbs. Y habrá cada vez más desencantados blasfemos, que no les guste ni las voces difíciles, procesadas -ahora completamente enterradas en la mezcla – ni la decisión de Yorke de dejar el rock ‘n’ roll atrás.

La gente de Popmatters opina que «la primera mitad del álbum es notablemente más coherente y accesible que el atrevido y complicado segundo movimiento».

Gigwise se pregunta: «Así que, ¿ valen los 6 dólares que Yorke está pidiendo? Ciertamente y más de los que pueden ser procesados en una simple escucha. Sin embargo, estamos encantados de confirmar que ésto es más que un rival para The Eraser y AMOK: hay momentos de auténtica maravilla y otros tan sorprendentes como en The King Of Limbs«.

New Musical Express discute: «No hace mucho tiempo, músicos como Yorke se esforzaban por ampliar los límites artísticos; ahora parece que la atención se ha desplazado hacia la búsqueda de la forma más ética y eficiente para enviártelo por correo. (…) Aún así, ésta es la caja moderna de Thom Yorke para ti. Todos sabemos lo que hay en ella, y nadie diría que no vale la pena abrirla».

New York Times concluye: «A través de la mayor parte de este breve álbum – sólo ocho canciones en 38 minutos, una de ellas un instrumental – Sr. Yorke mezcla elegía e irritación con preguntas y socava las formas de las canciones. La mayor parte de las nuevas pistas no anuncian inmediatamente riffs y versos; persisten sobre intros, se aglutinan, se metamorfosean y se alejan. La solidez es elusiva, frágil en sus mejores momentos».

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