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The Rolling Stones – England’s newest hit makers

TheRollingStones_NewEnglandHitMakers«Los Rolling Stones son más que un grupo». Así empezaban el texto que Andrew Loog Oldham escribió para la contraportada del primer disco de los Stones. Oldham, manager y productor del álbum junto a Eric Easton, conoció al grupo en el Crawdaddy, local que frecuentaban habitualmente para tocar. Había trabajado con Brian Epstein y los Beatles y pronto se convirtió en un referente para Mick Jagger y los suyos. En palabras de Charlie Watts, Oldham «era muy bueno canalizando nuestras sensaciones. El tipo era un reflejo del Londres del momento». A las pocas semanas consiguió un acuerdo con Dick Rowe, de Decca Records, el mismo hombre y discográfica que anteriormente había rechazado a los Beatles. Ahí editaron su primer sencillo, Come on, una versión de Chuck Berry gracias a la cual aumentaron considerablemente las llamadas para que dieran conciertos. Comenzaron las apariciones televisivas y los primeros gritos de la audiencia: la fama se estaba cociendo.

England’s newest hit makers contiene una docena de temas donde únicamente Tell me está acreditada al grupo, más concretamente al dúo Jagger-Richards. El resto son composiciones de rhythm and blues pertenecientes a muchos de sus artistas de cabecera como Rufus Thomas (Walking the dog), Muddy Waters (I just want to make love to you), Slim Harpo (I’m a King Bee) o un I need you baby de Bo Diddley que fue sustituida en la edición americana por Not fade away. Aparecida un mes después con respecto a Reino Unido, en esta reedición se incluyeron, además, el nombre del grupo y el título del disco en la portada, ambos desaparecidos en su versión original en una, por aquel entonces, arriesgada maniobra comercial de Oldham. Bill Wyman ha llegado a comentar que «probablemente hubiera eliminado el logo de Decca si la discográfica lo hubiese permitido».

Los Stones comenzaban aquí su leyenda con el único objetivo de trasladar al estudio el sonido de sus actuaciones, rituales llenos de sudor, gritos y jovencitas en donde las canciones no era lo de menos pero tampoco lo de mayor importancia. Querían convertirse en el mejor grupo de blues de Inglaterra y consiguieron llegar más allá de las estrellas. Y ya en Tell me, fantástica de norte a sur, empiezan a demostrar cierta inclinación y valía para acoplar músculo y melodía. A pesar de todo, algún crítico no quedó muy satisfecho con el resultado. Es divertido, medio siglo después, leer parte de lo que escribió Mike Nevard en el Daily Heral: «Sus singles tienen un extraño atractivo, pero su LP es una desvergüenza. El resultado es repelente, lo esencial del blues se ha evaporado, su estilo es más de malos aficionados que de gente desinhibida, las voces y el ritmo son estreñidos e inseguros». Etcétera. Antes de irnos, un recuerdo también para Ian Stewart, que toca el piano y el órgano en cuatro temas, y Gene Pitney, que igualmente se sienta frente al piano en Little by little. En la misma canción, Phil Spector se hacía cargo de las maracas -obviaremos el chiste fácil-. Señoras y señores, con todos ustedes, formales y risueños, ¡The Rolling Stones!

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