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The Pains of Being Pure of Heart – The Pains of Being Pure of Heart

capaDespués de un par de meses desde que comenzara este 2009, empiezan a aparecer esas bandas noveles y debuts que siempre hacen más sugestivo un año que, teniendo discos esperadísimos de artistas ya consagrados, se hace más luminoso con nuevas obras que aparecen como la inspiración a los músicos: de manera inesperada.

De esta manera, desde Nueva York, uno de los primeros debuts en sorprender es el de The Pains of Being Pure of Heart (Slumberland, 2009), disco homónimo que trae a colación unos primeros años noventa con una melancolía rodeada de pureza sónica. Y es que si melódicamente pueden llegar a sonar a los Smiths, es ese shoegaze mucho más austero y menos sobrecargado que el de My Bloody Valentine el que hace centellear las melodías del álbum, quitándole parte de esa nostalgia innata en las mismas y añadiendo una vitalidad que contrasta con la melancolía expresada.

Desde luego la innovación no es algo que se busque con el disco. Se trata de uno de esos trabajos donde se tiene realmente claro lo que se quiere expresar, así que para ello sólo se puede hacer gala de un aspecto tan valorado como la vanguardia: el oficio. Cabe resaltar el carácter un tanto efímero de este trabajo, que si bien se escucha del tirón quizá al cabo de unos cuantos meses tus oídos pidan algún detalle no tan paralelo a aquella época que rodeó a 1990.

Los apenas 35 minutos que dura el primer álbum de The Pains of Being Pure of Heart nos muestra una velocidad rítmica que se mantiene en la práctica totalidad del disco, acompañando a esas melodías tan twee-pop o herederas del habitual Psychocandy, y es que hasta la batería de Gentle sons es igual a Just like honey (curiosa y repetitiva parada de algunos artistas en estos últimos años). Este aspecto consigue equilibrar el mencionado contraste nostalgia-vitalidad.
El primer corte, Come Saturday, consigue introducir dicha disparidad con esos acordes limpios y brillantes acompañando el feedback situado debajo de la melodía, simplificando al máximo la percusión, para dejar paso a esa bocanada de distorsión guitarrera con los redobles tan evocadores de los grupos de hace casi veinte años. También destacan Young adult friction y la joya de la corona, Stay alive, donde rebajan un tanto la velocidad consiguiendo crear un estribillo que se va pegando cada vez más (“Don´t you try to shoot up the sky / Tonight we’ll stay alive”).

Pese a la reciente aparición oficial de la banda, podremos disfrutar de su directo en mayo en el Primavera Sound, junto con sus inspiradores My Bloody Valentine. Esperemos que hasta ese momento el disco no quede en el olvido.

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