The Fiery Furnaces – Blueberry boat
Segundo trabajo de los Fiery Furnaces, es decir, los hermanos Matthew y Eleanor Fiedberg. Este hiperactivo dúo editó Gallowsbird’s bark en 2003, un primer álbum donde dejaban claro su gusto por el rock clásico de toda la vida. Sin embargo, muchos elementos hacían de aquel disco algo mágico. Los escasos dos o tres minutos que duraba cada uno de los dieciséis temas encerraban guiños de todo tipo, utilizando de forma magistral toques de electrónica, blues, pop y experimentación. Todo ello contaba, además, con un acabado de lo más compacto y atrevido. Al poco tiempo se metieron de nuevo en el estudio para dar forma a este Blueberry boat (2004). ¿Qué es lo que encontramos en él? Vayamos por partes.
Los hermanos Fiedberg tenían claro lo que querían para su nuevo álbum desde el principio. Amantes del blues, los Rolling Stones y las óperas que escribía Pete Townshend, la pareja ha incluido piezas de gran duración (cuatro de ellas superan los ocho minutos) y que utilizan como si de una coctelera se tratara. Todo el desarrollo de Quay cur, por poner un ejemplo, podría dividirse en tres o cuatro canciones de su anterior trabajo. Las principales diferencias que encontramos es que tanto las historias (que cuentan con unas letras entretenidas e imaginativas) como la electrónica adquieren un mayor protagonismo.
De estas largas suites la más recomendable es Chris Michael, ejemplo perfecto para hacerse una idea del propósito del álbum y que recuerda en su comienzo, y casi de forma inmediata, al Amazing journey de los Who. Poco a poco se irá transformando en algo más parecido a A quick one while he’s away gracias a sus repentinos y acertados cambios de ritmo (una comparación que se podría aplicar alegremente a muchos de los temas del disco). Sin embargo, también encontramos canciones más convencionales e igualmente interesantes, como I lost my dog, la juguetona Bird brain o Catamara man, el tema más sencillo del álbum.
Blueberry boat es un álbum en el que hay que introducirse poco a poco y a distintas horas. No gustará a todo el mundo, desde luego, ya que puede llegar a resultar algo excesivo (sobre todo en sus primeras escuchas). Pero merece la pena perder un poco de tiempo en cada uno de los cortes y disfrutar con la gran cantidad de detalles que atesoran las composiciones de estos hermanos. Por cierto, que ellos mismos han confirmado ya que habrá dos nuevos discos para este 2005: el primero contará con la intervención de la abuela, que cantará en uno de los temas. El segundo, según comentan, tendrá un sonido cercano a los 50 y estará muy influenciado por la música de Dylan. Ya nos frotamos las manos.