The Feedbacks + Champagne (Madrid, 14-12-04)
Un día cualquiera de diciembre los galácticos juegan entre sí en un partido benéfico, llenando el Santiago Bernabéu y sus aledaños de gente con camisetas de sus ídolos. Muy cerca de allí, una curiosa minoría empezaba a entrar en la Sala Moby Dick para acudir a la presentación de la Guía esencial del Punk y la Nueva Ola que edita RockIndiana. Para la ocasión, se organizó aquello que la discográfica madrileña sabe hacer mejor: un concierto con un par de bandas de su catálogo. Esa noche se juntaron uno de los grupos ya asentados y una de las apuestas de la compañía para el temporada que viene.
Los gaditanos Champagne publican en enero su primer disco, Ready, steady, go!. En su actuación nos adelantaron lo que en él encontraremos: pop de guitarras distorsionadas, potente sección rítmica y muchas segundas voces -quizá en este sentido pese demasiado la influencia de los estadounidenses Fountains Of Wayne o la de los británicos Farrah- que en directo no estuvieron del todo afortunadas. Su concierto estuvo formado por una serie de canciones de ésas que al principio no te dicen mucho pero que un buen día las descubres rondando en tu cabeza. Así, se recuerdan fácilmente los coros o el solo de Summer and kisses, las voces y el trémolo de la wilsoniana -y no sólo en el título- Smile o los arpegios de la guitarra en la intro de Delicious.
«¿No os gusta el fútbol ni ná?» preguntaba antes de seguir tocando un sorprendido Paolo, cantante del grupo, ante el aumento de público que iba llenando la sala. Llegaba In my mind, la mejor canción de la noche: una vez más los arpegios y las voces del estribillo marcaban sus particularidades. El resto de su actuación estuvo marcada por temas del mismo corte como Caroline o Travel to the Sun. En el apartado de las covers, destacó Hangin´on the telephone de The Nerves o la versión de The Beat con la que cerraron el concierto.
The Feedbacks tocaban en Madrid tras la reciente publicación de su cuarto trabajo, My own revolution. Y precisamente comenzaron con los dos temas que lo abren, su single On and on y Self destruction. Para seguir emulando los arranques de sus discos, continuaron con las dos canciones que abren su tercer LP, Nothing a little pop won’t cure, Blind (tremendos riffs de guitarra) y The girl. En estos cortes ya se apuntaban de forma clara las características de los asturianos, concepción punk con guitarras muy distorsionadas pero sin dejar de lado las melodías. Precisamente por esto The Feedbacks y Champagne representan a la perfección los sonidos que en RockIndiana son más que una muestra de identidad: una suerte de power pop que, aunque se manifiesta en diferentes y variadas propuestas, en esencia mantiene unas claves imprescindibles en su música asentadas sobre la importancia de la voz.
Continuaron repasando las canciones que forman My own revolution: temas como Me and the rain (que recordaba en sus melodías a los mejores Bronco Bullfrog), New direction o Running like Hell, destacaban por el buen hacer en la base rítmica, sobre todo la destreza de su batería que, además de tocar increíblemente bien, cantaba. A estas alturas de la noche, el concierto empezó a resultar demasiado lineal y a veces tedioso, pero el respetable estaba allí para divertirse y el ambiente no dejó de ser festivo, con la gente bailando sin parar. Siguiendo con la tradición de la new wave y el punk pop que reinvindica el libro que esta noche se presentaba, también hubo ocasión para las covers como el Annie’s gone de Redd Kross, el Everyday things de The Plimsouls o el I think we are alone now de Lene Lovich. Definitivamente, mientras siga existiendo RockIndiana, tenemos power pop para rato.
Texto Andrés Cabanes
Fotos: Javier Jodra