The Endless river: primeras impresiones
El primer álbum de Pink Floyd en 20 años es el más solicitado en preventa en Amazon pero no recibe demasiados elogios de la crítica.
El disco fue concebido como un homenaje a Rick Wright, que murió de cáncer en 2008, sobre descartes de The Division Bell, de 1994. Gilmour y Mason decidieron recuperar todo ese material perdido hace dos años. No debe sorprender que no esperemos una obra maestra compuesta de outtakes de un álbum que, ya en su momento, tampoco suscitó demasiados elogios por la crítica. Y, siendo realistas, no hay que olvidar que, si echamos mano de la hemeroteca, pocos medios han ensalzado un disco de Pink Floyd desde que publicaran The Wall, en 1979.
Rolling Stone (en su tono habitual) es el más generoso ante la salida del disco: «un conjunto de estados de ánimo y fragmentos en su mayoría instrumentales, The River Ends suena como un réquiem con de ecos familiares». Todo lo contrario que New Musical Express, para el que el álbum no pasa de un aprobado: «falto de gloria, un anticlímax que baja la cortina a destiempo para una de las bandas más grandes de la historia».
En ese sentido continúa The Guardian «…la gente podrá usar la frase «una nota al pie de página de su carrera» con el fin de condenar un registro con una alabanza débil, pero hay una sensación de que una nota al pie de página de la carrera de Pink Floyd es precisamente lo que se suponía que The Endless River debía ser: no un nuevo álbum a partir de una banda existente, sino un eco del pasado, un cálido pero algo torpe abrazo de grupo».
Para Daily Mail: «sí, hay pasajes serpenteantes, solos atmosféricas y – en la tradición de todas las buenas bandas de rock progresivo – un solo de batería demasiado largo y un gong … Pero con el viejo fuego del grupo ya extinguido hace tiempo, esto es música chill-out para adultos» algo en lo que concuerda Andy Gill en The Independent que apunta «Ahora recuerdo por qué tuvo que surgir el punk».
Hablando claro… sin tanta pedanteria. Es un disco muuuuy aburrido.