La crisis. La maldita crisis. Esa bestia negra que nos acecha a todos y en la música más. Míster Neil Hannon -algo así como un geniecillo loco encerrado en un gentleman de la primera mitad del siglo XX- seguramente hubiera preferido dar un concierto arropado por una orquesta con la que dar el brillo que merece la presentación de su último disco, el fantástico Bang goes the knighthood (Divine Comedy Records, 2010). En lugar de eso, la recesión económica, que ya parece eterna, nos lo traía en solitario. Y aunque, a priori, esto pueda parecer lo peor que nos podía pasar, fue todo lo contrario. El irlandés se reivindicó una vez más –los que estuvimos en el Faraday 2009 ya sabíamos a lo que íbamos- como uno de los mejores, y más valientes, compositores de nuestros días. Además tuvimos la oportunidad de disfrutar de un hombre que ha nacido para estar encima de un escenario. Es increíble ver su desparpajo y naturalidad, que dejan por el suelo las poses secas y distantes que tanto les gusta adoptar a la mayoría de bandas.
Ataviado con bombín, pipa y maletín, el irlandés nos dio una lección y nos demostró cómo es An evening with Neil Hannoh. Y la verdad es que fue –por muy pomposo que suene- una especie de viaje fantástico hacia la belleza, con paradas en una irónica crónica de la actualidad, acompañadas del humor más desternillante para repasar su discografía. Todo con suma elegancia, con mucha clase, como sus canciones. Temas perfectos: The pop singer’s fear of the pollen count; reivindicativos: The complete banker; emocionantes: Tonight we fly; y hasta cómicos: insertó una divertida versión del Blue monday de New Order en At the indie disco, para seguir con el Don’t you want me de The Human League. En definitiva, que si aún no lo han hecho, no se pierdan la próxima ocasión que se les presente de pasar una tarde con el inigualable Neil Hannon, donde el té se convierte en gin-tonic. ¡Fantástico!
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