El segundo disco de estudio de Radiohead es considerado realmente el comienzo del personal estilo de su compositor, Thom Yorke.
The Bends recibió muchos más aplausos de la crítica que su debut, Pablo Honey, que para muchos no era más que un «sucedáneo de grunge», y apareció en la mayor parte de las listas de lo mejor de 1995. La banda marcaba la diferencia con lo que en aquel momento era conocido como britpop– que representaban Blur o Pulp– y abrir gran parte de los conciertos de la gira de R.E.M. también contribuyó a auparles a la popularidad.
John Leckie– también productor del enorme debut de Stone Roses, en 1989- se encargó de pulir el álbum. Desde The Bends, Radiohead dejó de ser una previsible banda de «one hit wonder»– «los de Creep»– y pasó a formar parte de las formaciones respetadas de la escena del pop, y eso que todavía no habían comenzado a su etapa más experimental. No sólo respetada, sino imitada de una forma directa o indirecta convirtiendo el falsete sobre riffs de guitarras en seña de identidad de gran parte de los artistas en décadas siguientes. El falsete era realmente sólo uno de los muchos platos fuertes de la banda, ya que lo que singularizaba a Radiohead era realmente las letras autoflagelantes y crípticas de Thom Yorke.
Fue, además, la primera vez de las muchas que los de Abingdon contaban con el artista Stanley Donwood para la portada del álbum. Tal y como ha señalado recientemente el mismo Philip Selway, otro factor que ayudó a popularizarles – en plena era de la MTV– fue la serie de vídeos creados para el disco- como Just, Fake Plastic Trees, Street Spirit y High and Dry.
The Bends fue el elegido en 2004 por Alta Fidelidad el 10º de los mejores discos de los noventa.
