Sufjan Stevens – Seven swans
Resulta complicado juzgar un álbum de este chico tan prolífico de Detroit, Michigan, sin adentrarnos primero en su pasado, ya sea de una forma experimental (Enjoy your rabbit) o más cercana (Greetings from Michigan). El primer LP de este multiinstrumentista, A sun came, bañado de folk, rock e indie, nos muestra a un Sufjan Stevens todavía no muy confiado pero desprendiendo talento en cada composición. Como la tierna A loverless bed o su particular versión de un cumpleaños, Happy birthday. Y obedeciendo aquello de «el que no busca no encuentra» se atreve con la electrónica en Enjoy your rabbit, disco que, aunque para él no sea más que un experimento, en realidad se convierte en todo un viaje -sobre todo en la parte central-. Year of the snake o Year of the sheep son dos claros ejemplos, y todo lo que viene a continuación sigue alcanzando cotas de un gran nivel creativo.
Pero es a partir de su tercer trabajo, Greetings from Michigan, cuando empieza a tomar forma todo el particular e intrincado universo sonoro que posee en su haber Sufjan. Maravillosas piezas mezcla de estilos pero con la marca de la casa, sencillas, directas, y sobre todo cercanas. Reveladora y sorprendente For the widows paradise, for the fatherless in Ypsilanti, la invitación de subir a lo más alto de Oh God, where are you now (in Pickeral Lake Pigeon Marquette Mackinaw) y también codeándose con el jazz en Detroit, lift up your weary head (rebuild restore reconsider) o They also mourn who do not wear black (for the homeless in Muskegon).
Llega el 2004 y con él su nuevo disco. Y qué sorpesa se lleva uno después de escucharlo una vez tras otra y descubrir que sigue siendo el mismo tipo sincero y concreto, capaz de armar un bello conjunto con unas piezas sonoras que enganchan hasta el más esquivo y reticente melómano. Todo eso y mucho más es Seven swans. Su último legado sigue pegado al folk pero sin perder ni un ápice de genialidad, navegando en una mágica atmósfera de quietud y recogimiento, altitud profunda que araña el alma en busca de morada. Las canciones hablan por sí mismas: In the devil’s territory puede ser un buen ejemplo de lo anterior, como también lo es uno de los mejores temas folk de este año, To be alone with you. Se nota la gran producción del disco que aumenta el nivel de calidad de cortes como, We won’t need legs to stand, He woke me up again, o Seven swans, un impresionante ejemplo de música de raices hecho canción, amarrado inevitablemente a un piano que cobra vida en momentos clave. Siete cisnes para compartir la vida contigo.