Steve Wynn, miembro del legendario grupo de culto Dream Syndicate, no necesita a estas alturas reinventarse. Northern aggression (Yep Roc), su primer álbum en cinco años con The Miracle 3 (Jason Victor a la guitarra, Linda Pitmon a la batería y Dave Decastro al bajo), seguramente sea uno de los más notables de su carrera en solitario.
El músico aprovecha esbozos de composiciones creadas en años anteriores, en momentos incluso previos a la formación de The Dream Syndicate (No one ever drowns), e incorpora nuevas creaciones a la altura de sus mejores tiempos: Consider the source, con un cadencioso órgano a cargo de Jason Victor, o sobre todo, Cloud splitter, canción a la que el músico llama “melodía pop sombría”, más que nada por lo controvertido de su letra (“we can touch the sky”, su estribillo, aporta una pequeña pista). No estamos, efectivamente, ante himnos atemporales como That’s what you always say o Loving the sinner, hating the sin, de cuando Wynn lideraba el rock independiente norteamericano junto con R.E.M. o Green on Red, pero sus nuevas canciones siguen la estela del mejor rock de aquellos años.
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