Sr. Chinarro (diciembre 2006)
Ya ha llovido desde que fuera editado aquel Sr. Chinarro (Acuarela, 1994). Pero ahí sigue Antonio Luque, que está de promoción presentando su nuevo trabajo, El mundo según (Mushroom Pillow, 2006). Convertido ya en uno de esos autores que difícilmente conocerá el éxito masivo pero que siempre será muy bien considerado musicalmente, pudimos charlar distendidamente por teléfono con el músico sevillano.
Llevas más de diez años de trayectoria y varios de tus discos han sido reconocidos por la crítica especializada por su calidad. ¿Qué aporta El mundo según a tu carrera?
No sé, yo creo que si no hubiera salido este disco y mi carrera se hubiera terminado con El fuego amigo, nos habríamos perdido este El mundo según. [risas] Lo que aporta es que es un disco más, que está bien, ha quedado chulo y está bien grabado. Sobre todo porque los primeros me quedan ya muy lejos, porque escucho mi voz de tan jovencito y me da pena… El paso del tiempo ha sido… En fin, si quiero saber cuál es mi visión de la música, tengo que ponerme el disco nuevo.
Sobre lo que dices de la voz, es cierto que se nota mucho la diferencia con Compito o El porqué de mis peinados, en los que estaba mucho más baja y difuminada. Ahora está cada vez más presente. ¿Responde a algún tipo de necesidad personal?
Pienso que la voz en tantos años tiene que cambiar, y más una voz tan complicada como la mía. Igual ahora me pongo delante del micrófono más seguro de mí mismo. Yo cuando voy a jugar al tenis trato de hacerlo bien y cuando voy a cantar, lo mismo. Bueno, cada vez, no sé, voy apañándome con la timidez, no es que me la haya quitado, vivo con ella, pero empezamos a llevarnos bien.
Había leído en alguna entrevista que para ti esto representa también una especie de exorcización de demonios, de cada vez ser más consciente de ti mismo como persona, y enfrentarte a tus propios miedos.
Sí, algo de eso hay, si no fuera por la música no sé que habría sido de mí mismo, porque cuando era un chaval, con doce o trece años, era de pocos amigos. Gracias a la música he conocido a mucha gente y me ha cambiado la vida, no sólo como consumidor de música, que también, pero al intentar hacerla y ponerme en contacto con los demás, para enseñársela… No sé, hay cosas de mi vida que no habrían sido tal cual han sido si no hubiera tomado ciertas decisiones.
Volviendo a la creación del disco, parece que el folclore popular -que siempre ha estado presente en tu música- aparece de manera cada vez más evidente. ¿Es algo intencionado o sencillamente te sale así?
Yo no tengo ni idea de si en mi próximo disco va a haber más canciones así o no. Sería un poco falaz si te dijera lo que digo últimamente, que ahora me sale así de forma más natural, que si me he tirado toda la vida escuchando este tipo de canciones, que a la hora de darle un formato rítmico uno se decide por aquello que conoce mejor… No sé, igual en el próximo disco paso de todo eso y hago un vals, o una bossa nova o un foxtrott o un rockabilly. Realmente se trata de una decisión, uno tiene un tema, una letra, una melodía y la forma que se le da es un poco un capricho. Al final siempre hay un componente de última hora, una decisión espontánea, no sé cuando ha ocurrido cuando ha ocurrido.
Sin duda que si sacaras un disco de bossa nova y foxtrott se hablaría mucho de él, sería algo grande… [risas]
[risas] Quiero decir que da un poco igual, que lo que queda de la canción no es sólo el ritmo.
Lo primero que me llamó la atención de tu música fue aquella mezcla de Quinto levanta y el Ritmo de la noche, pero eso sigue muy presente en cierto modo. En Esplendor en la hierba hablas del barquero y de las niñas que no pagan dinero, de títeres con y sin cabeza… Son frases muy ingeniosas, ¿son chistes que te apuntas o surgen de repente?
Bueno hay varios tipos de letra: la que se hace en casa tranquilo, la que se hace por ahí en algún sitio particular, la que se hace en una noche de juerga y algunos colegas participan o te dicen algo, las que se hacen en el estudio… Ésta de Esplendor en la hierba… No sé… Había un chico que tenía una grabadora en mp3 y grabó el momento en el que salió la canción, me gustaría escucharlo para ver cómo surgió. Creo que lo del barquero salió no por Daniel Franco, que está puesto en los créditos, sino por otro colega, que conocía lo que hacía Sr. Chinarro de toda la vida y se le ocurrió. Pero de todas formas, sí que es verdad que muchas veces tiro de las frases populares, el lenguaje popular. Es lo que nos une, y si uno tira de eso, todo está hecho, las frases, las palabras, las preposiciones…
Pero no es sólo que esté hecho, sino saber encajarlas bien en una canción. No es comparable, pero muchas veces se habla mucho de Sabina, por ejemplo, por su facilidad para inventarse frases. Tu también tienes mucho de eso, de sacarle punta a una frase que en apariencia no es nada especial, pero que tras escucharla siete u ocho veces dices: «Joder, esto que dice aquí no es ninguna gilipollez»…
¿Ése es mi trabajo, no? Darle una forma nueva a cosas que quiero decir. Quizá se puede decir siempre de una forma más evidente, ¿no? Cada vez los discos son más comprensibles, pero me alegra saber que todavía eso que quiero decir aparece como una sorpresa.
Sí, hoy por ejemplo, repasando el disco para preparar la entrevista, al escuchar El mar de la tranquilidad, de pronto he caido en el significado del «barco en la botella» y las «cartas marcadas de navegación», que antes me había pasado desapercibido.
Sí, no sé si te has dado cuenta, que coincide que en esos dos momentos entra el acordeón, que es como el instrumento marinero coñazo por excelencia. [risas]
Siguiendo con lo que es la producción de tus discos, El fuego amigo lo sacaste con El Ejército Rojo después de una larga carrera con Acuarela. ¿Cómo acabas ahora en Mushroom Pillow?
El Ejército Rojo, ya sin el apoyo de BMG, pues cuenta con recursos limitados, aunque espero que les salgan bien todos sus lanzamientos. Pensé que yo necesitaba un poco más. No se cuánto más me dará Mushroom Pillow, pero he apostado por eso y todavía no sé cómo será el resultado.
¿Ellos se interesaron por ti? ¿Fuiste tú el que llamaste a su puerta?
Hubiese sido igual, quería cambiar de compañía e igual me hubiera acercado yo, pero sí que fueron ellos los que llamaron.
¿Cómo ha sido el trabajo con ellos?
De momento bien, hemos tenido mucho tiempo para grabar el disco, el diseño de la portada está muy bien, aunque apareció un problemilla en la fabricación del disco que afortunadamente se solucionó. Y bueno, la promoción la lleva Claudia, que antes estaba en Acuarela y muy bien, y Ártica, que es más o menos la misma empresa con Mushroom que está organizando los conciertos, y parece que la cosa va bien.
¿Es difícil encontrar una discográfica que apueste por un trabajo como el tuyo?
No sé si para el siguiente será así, pero para este disco sí que habría tenido, si las hubiese buscado, más compañías interesadas en sacar el disco.
En varios de los temas, hay unos arreglos muy buenos, ¿son ideas tuyas que llevas al estudio? ¿algún otro músico se encarga de componerlos?
No, no, los arreglos de cuerda los ha hecho todos Jordi, y los de clarinete Javi Vegas. Yo sólo he participado en alguna cosa pequeña, dando mi opinión. Yo he compuesto las canciones, he hecho la letra y con la guitarra he tocado los acordes abiertos de toda la vida. Luego, los arreglos, hace cada uno lo que le toca.
Es que como en la hoja de promo no vienen los créditos del disco…
¿No vienen? Pues sí que empieza a funcionar bien Mushroom… Será para que os compréis el disco.
¡Eso será! [risas] Has comentado lo del clarinete en El lejano oeste, y es uno de los arreglos más notables del disco. En parte me recordó, de un modo muy personal, a El libro gordo de peut-être. Es una de mis canciones favoritas, y uno de los motivos es por ese acordeón tan grande. Aquí pasa algo parecido con el clarinete, que entra después de esa letanía sobre lo bonito que es el campo.
Esas canciones antiguas tienen un punto hipnótico por la acumulación de pistas de teclado, y los clarinetes, y una guitarra haciendo como un arpegio permanente, y la acústica… Y cada uno por su lado, con los estéreos y tal. A mí me molaba ese rollo hipnótico, pero ahora prefiero que sea como más contundente… Hay gente que echa de menos aquello, aunque… No sé. Vamos que en cualquier momento se puede volver a hacer. Los estudios siguen teniendo mil millones de pistas para seguir metiendo mil millones de cosas.
Dentro de unos años cuando salgan tus recopilatorios remasterizados, con rarezas, y remezclas como hacen con los Beatles, podrás hacer algo parecido. [risas]
[risas] Hombre, a mí me gustaría volverlo a grabar. Si se fueran a gastar el dinero en eso, prefiero grabarlo otra vez. Pienso que se podría recuperar el espíritu de esos discos, aunque tenga que llamar a Belmonte para que me eche un cable, sobre todo para las cosas que tocó él, que ya ni recuerdo.
En este sentido, ¿eres muy conformista con tu trabajo o te cuesta acabar mucho las canciones y siempre quieres cambiar algo?
Mmm… Siempre se pasa mal cuando terminas, pero pasa con todo. Siempre uno cuando no se mira al espejo se siente más guapo de lo que es. El estudio de grabación es el estudio de nuestros conocimientos musicales, nuestra habilidad y nuestra imaginación. Y cuando está grabado, pues ya está, hay que defenderlo y lucharlo igual que defendemos nuestra cara.
En este sentido ayuda tener un buen grupo humano que te respalde y te eche una mano, ¿no? ¿Con quién has contado para la grabación del disco?
Sí, que te animen… Por eso me gusta mucho el grupo que tengo, porque son buena gente, con buen gusto musical y te quitan las tonterías de encima muy rápidamente. Jordi Gil ha tocado la guitarra y algunas percusiones y… Espera que saque el libreto, que sin verlo no me acuerdo del todo y no quiero olvidarme de nada… A ver, saqué la puñetera cajita que viene por fuera, saco el churrilibro, se cae lo otro…
¿En serio? [risas]
Sí. [risas] Ese punto de humorista que tengo que no falte. De hecho los del grupo me llaman el «Pepe Viyuela del indie», porque me lío con el reposa guitarras, con los cables y esas cosas. [risas]
A ver, Jordi Gil, guitarras eléctricas, piano, órgano, ukelele y percusión. Pablo Cabra, batería y percusión. Javier Vera, bajo, contrabajo y clarinete. Israel Viedma también ha tocado varias guitarras. Luego ha colaborado más gente en los coros y las palmas. Y bueno, tampoco voy a entrar en detalles, ¿no? ¿O queréis también que os diga quién toca cada cuerda?
No te preocupes, como hemos sido buenos cuando lleguen las Navidades ya nos regalarán el disco y tendremos toda la información. Ahora que hablas de los coros, me han llamado la atención los de G. G. Penningstone. ¿Cómo surge una canción así? Resulta graciosa y muy inocente.
Pues es una canción que está dedicada a mi hijo, y parece que hay gente por ahí, según he leido en Internet, que le molesta que le componga una canción a mi hijo. A mí me gusta mucho, no sé que problema puede haber con eso.
No lo entiendo, ni por qué le puede molestar a alguien que le hagas una canción a tu hijo, ni por qué el nombre de G. G. Penningstone.
Es más fácil comprender lo primero. Habrá gente a la que no le gusten los niños y otros que piensen que Sr. Chinarro es una entidad misteriosa y ultraterrena. [risas] Por eso pensar que tenga un niño y que le dedique una canción, como que puede chocar. Lo de G. G. es porque se llama Guillermo Luque Gutiérrez, si me quito yo, se queda G. G.; Penningstone porque me dio la gana, tampoco lo puedo decir.
¿Penningstone porque no encontraste una rima más peregrina con sol? [risas]
[risas] Siempre ayuda que la palabra sea aguda, para eso el inglés viene muy bien. Ya que uno no puede cantar en inglés porque no tiene tanto conocimiento del inglés como otros grupos españoles que cantan en inglés, pues cuando puede uno coge una palabra en pseudoinglés y que sea aguda y ya está.
Lamento que a tus fans más atormentados no les gusten esas ideas.
Con que le guste a mi niño, que le gusta, sobre todo cuando llegan los coros femeninos, me vale.
¿Sigues normalmente algún proceso de composición concreto?
Eee… Pues cojo la guitarra. Llevo un tiempo intentando hacer primero la letra y luego ponerle la música, eso está muy bien, porque así la letra es la que manda en las ideas, y las ideas como no suelen tener una forma muy encorsetada, luego la canción es más variada porque así son de diferente métrica y demás. Si lo haces al revés, al final la letra siempre tiene que adaptarse a la misma métrica, y al final se hace todo más pesado. Últimamente lo intento así, pero se trata de coger un papel y un boli y apuntar lo que quieres decir, o coger la guitarra y pensar en una melodía chula… O directamente se te ocurre una melodía.
Recuerdo que hace tiempo leí una entrevista tuya en la que decías que te habías comprado un bajo acústico, creo, y que así podías componer cosas más complejas.
¿Cómo? ¿En serio?
Eso lo dijiste tú, no yo.
[risas] Lo vendí, porque no… Creo que fue Jota el que me enseñó que si uno toca la guitarra más o menos y canta y hace letras, eso es lo que tiene que hacer todo el día. Yo no tengo que coger el bajo y sacarlo yo, para eso está el bajista. Por eso tampoco tengo que sacar yo el disco, ni hacer los arreglos… Yo soy compositor y ya está. La sociedad se divide en muchos empleos, y yo soy compositor, no bajista. Entonces, más o menos me he desprendido de todos los chismes, y ahora cuando quiero hacer una canción, cojo el boli, la guitarra y el papel.
Bien, bien… Ha habido un instante en el que parecía que te ibas a poner trascendente, cuando has empezado con eso de «El mundo se divide en…» [risas] Ha sido un momento delicado, pero has salido bien del paso.
[risas] No, todo el mundo tiene su ocupación, ¿no?Sí, ha quedado claro, pero ha resultado gracioso. Volviendo a lo de antes, a la hora de componer el disco, ¿has escuchado algo nuevo que te haya influido o eres de los que prefieren encerrarse y no escuchar nada?
Cuando ya tengo como siete canciones y tal, prefiero no escuchar nada para centrarme en acabar el disco, pero ahora en estos momentos, con un CD recién salido al mercado, y con Internet y tal, me bajo bastante música y escucho de todo. Pero vamos, por desgracia nada comparado con lo que escuchaba cuando era un chaval, porque parece que a la hora de poner la música fuerte en casa, uno se pone a pensar en los vecinos. ¡Quién me ha visto y quién me ve!
No me extraña, yo tengo un amigo que está viviendo sólo desde hace poco y no hace más que decirme que baje el volumen y esas cosas. Da miedo.
Es preocupante sí, es una señal clave de la decadencia de la edad. Luego lo de escuchar la música con cascos, es un poco coñazo. Entra alguien en la habitación y te pegas un susto que te cagas. Pero así es la vida.
Lo piensas seriamente y da un poco de cosa, ¿no? Cómo nos vamos haciendo mayores…
No me da mucha pena, la verdad, aunque sí que me gustaría poner la música fuerte y pasar un carajo de los vecinos. Hombre, no puedo, pero tampoco es para tener pena. A mí me gusta ir en el coche con la música, y como desde Málaga voy mucho a Sevilla, es cuando más música escucho. El otro día me dejaron unos amigos el nuevo de Bob Dylan, y parece más el primer disco del Pato Donald, más que el último de Bob Dylan.
[carcajadas] Precisamente te íbamos a preguntar qué escuchas últimamente, de lo que ha salido este año… Además del disco del Pato Donald, claro. [risas]
[risas] Joer, si es que está muy mal de la voz. También tengo en el coche un disco de los Philips, y luego también me grabaron el The soft spot de Clem Snide. También me pongo el mío para ver si suena bien o no, comprobar el mastering… Y aquí en casa me he bajado de Internet cosas antiguas que ya tenía en cinta.
Ahora que hablas de Internet, y de que te bajas música, que es una de esas cosas de las que suelen evitar hablar muchos…
Como de las drogas, ¿no?
Sí, que nadie se droga y eso… ¿cómo ves esa crisis de la industria, que es como la burbuja inmobiliaria que parece que va a explotar, pero que al final nunca lo hace?
Del tema inmobiliario no tengo ninguna solución, pero del de la música sí, pero no lo quiero decir que luego me riñen… Pienso que… No sé, antes había gente que compraba discos y gente que no. Ahora todo el mundo con el ADSL, que cuesta una pasta, que es un dineral, por lo menos en mis facturas… El caso es que ahora todo el mundo paga esa pasta a una gran compañía, y consiguen que todo el mundo les dé un dinero haga lo que haga. La gente dice: «No es que me voy a bajar, me voy a bajar». Y luego se baja cuatro mierdas y ni las escucha ni nada. Pero todo el mundo necesita el ADSL en casa, porque si no lo tienes eres como un apestado, es como pasaba con la televisión en color… Yo que tengo una edad sé de lo que estoy hablando. Como lo que se obtiene por la línea telefónica, el mp3, no tiene mucha diferencia de calidad con la calidad del CD… Pues no sé, si se hubiera mantenido la calidad del vinilo, que sonaba mucho mejor… Es decir, la diferencia de calidad de sonido entre un mp3 y un vinilo la puede reconocer hasta un sordo, pero la diferencia entre un mp3 y un CD, hay que ser ya un músico. Y ahí está el problema, que no todo el mundo aprecia las diferentes calidades. Y si encima el CD no se edita con la suficiente calidad de diseño, con portadas bonitas y libretos guays, pues ya sabes…
Ahora que mencionas el vinilo, hace poco Fito Cabrales, de Platero & Tú y ahora Fito y Fitipaldis, decía que si supiera que la gente escucha su música en mp3, no se iba a Londres a grabar.
Sí, es lo que yo estoy pensando. El disco puede ir bien o mal, pero pienso sinceramente grabar las canciones en casa y colgarlas en un myspace… El que las quiera que se las baje y el que no nada. Y lo que hay que hacer es ir a tocar a los sitios, que el público que quiere ir a consumir cultura con buena calidad, como en los años cincuenta, va a los directos. De hecho los amplificadores buenos se siguen haciendo como entonces, con válvulas, y las baterías se hacen igual, y encima les ves en directo, sin trampa ni cartón. Si luego en cada ciudad hay una sala en buenas condiciones, que ésa es otra, y pasa el grupo, pues ahí sí hay que dejarse el dinero, que además va casi todo para el grupo, no como en los discos, que va un ocho o un diez por ciento. La gente va a más conciertos porque tienen calidad, y porque te vas a Londres a grabar en un estudio y al final tienes un ordenador también, quedan ya pocos estudios con tecnología analógica. Yo cada vez lo veo más así: grabar en casa con la acústica y llamar a Javi para que traiga el clarinete y a tomar por culo.
Hablando de salas, ¿qué tal está la cosa en Málaga? Porque en Madrid y Barcelona es más fácil, pero fuera…
Sí, los grupos que vienen a España y tocan en tres ciudades no hacen Málaga ni mucho menos Sevilla. No se por qué, igual pilla lejos si vienen por carretera, podría ser una razón, pero van a Bilbao a veces… Yo sé lo que son mil kilómetros en coche y, hombre, si uno se los puede ahorrar, se los ahorra. No sé que otra razón habrá, igual aquí va menos gente a los conciertos. Pero aquí sí que hay gente interesada en la música.
Has hablado antes del último de Clem Snide. Ahora estamos en Navidades y todo el mundo hace listas con lo mejor del año. ¿A ti qué es lo que más te ha gustado de este 2006?
Pues no he oido mucho, ni me gusta mucho esto de crítico musical, porque siempre se hacen injusticias. Siempre suelo decir los discos de amigos y eso. Ni siquiera sé qué discos son de este año… Si los grupos que me gustan han sacado disco este año, pues esos son… ¿El de Clem Snide es de este año?
No, es del 2003.
Tampoco es que sea una maravilla, pero está guay. Si tengo que decir cosas de amigos pues no sé… ¿qué amigos míos han sacado disco este año?
Piénsatelo bien, que este puede ser un momento importante.
No sé… Salió el de Salieri, que produje yo y tiene que salir por cojones, pero no sé.
Hablando de tu faceta de productor, ¿qué planes tienes?
Este fin de semana tengo que ir a ayudar a Midi Puro. Pero no sé si va a ser producción o simplemente echarles un cable con la grabación, pero ahí estoy. Antes, que venía en el coche pensando en las entrevistas… Normalmente los que hacen crítica es porque han dejado la música, porque han fracasado o porque no les ha dado la gana seguir tocando, vamos, y yo como sigo tocando, me cuesta mucho hablar de otros. Es como si a una planta de pimientos le preguntaran qué le parece el tomate… [risas]
[risas] Entonces no te haremos pasar por este trago. Pero hablando de que tu disco salga ahora en diciembre, ¿crees que te beneficia o que te perjudica para la promoción? Muchos medios sacan ya sus listas con lo mejor del año como si diciembre no existiera…
Yo creo que es una estrategia más comercial, para que se compren las revistas de enero y para que, a su vez, se vendan bien los discos que salen en estos resúmenes. Al final todo es marketing para que todos puedan vivir, los músicos, los periodistas, y para que los lectores tengan qué regalarse, o para que uno lo tenga en la estantería y cuando vayan a verle demuestre que tiene mucha cultura musical.
Sí, lo de la cultura de estantería suele ser bastante común… En fin, muchísimas gracias por todo, a no ser que tengas algo más que añadir…
¿Creo que ya he hablado más que suficiente no? [risas]
[risas] Sí, ha estado bien, para nosotros ha sido fantástico. Muchas gracias por dedicarnos tanto tiempo.
Gracias a vosotros.