Sidonie – Costa Azul
Los barceloneses Sidonie son uno de esos grupos que levantan pasiones extremas. Por un lado están los que siempre han disfrutado de su música, mientras que en la otra orilla se sitúan aquellos que los ven como poco más que un chiste mal contado. Los que se encuentran en el segundo grupo tienen sus razones pese a no prestar atención a su música, ya que las declaraciones de los componentes del grupo, su actitud y sus directos, pueden llegar a desagradar a más de uno. Es cierto que se han autoproclamado muchas veces como un grupo que hace música psicodélica (una afirmación alejada de la realidad), que hace dos o tres años se disfrazaban en los conciertos y se mezclaban con el público, y que, en general, mucha gente se pone violenta nada más verlos. Sin embargo, desde su primer álbum siempre han conseguido ofrecer alguna que otra cosa interesante. Hace dos años editaban Fascinado (Sony, 2005) y por primera vez se lanzaban a componer en castellano, según ellos para expresarse con mayor riqueza y libertad. La maniobra no salió del todo mal, pero no sirvió para encontrar el camino hacia un público más amplio.
En Costa Azul (Sony, 2007) continúan cantando en nuestro idioma, pero dejan de lado los experimentos de otras ocasiones (esa mal entendida psicodelia de la que ellos y mucha gente habla) y se centran más en la esencia de la música pop, construyendo melodías de luminosas guitarras encerradas en piezas de poco más de tres minutos. Todo ello apoyado por unos textos entretenidos con ciertos toques «coolturetas» (¿es casualidad que dos temas se llamen Persona y Los olvidados?) y, en la mayoría de los casos, por un desbordante entusiasmo juvenil. Marc Ros, Jesús Senra y Axel Pi (¡Sidonie!) dicen que este disco está influenciado, además de por los sempiternos T-Rex, Bowie, Syd Barret o los Beach Boys (escuchen Los olvidados o la parte final de Dandy del extrarradio, con campanitas incluidas), por Suave es la noche, la novela de Francis Scott Fitzgerald (aunque no haya referencias directas a la familia Diver). También citan el Mediterráneo como fuente inspiradora a la hora de componer el álbum, y lo cierto es que les ha salido algo fresco, bonito y veraniego.
Sidonie han parido lo mejor de su carrera cuando se han desecho de sus disfraces, tal vez los mismos que no hace mucho centraban parte de su espectáculo en directo. Y es que Costa Azul termina por enganchar. Al principio puede que todo suene demasiado homogéneo y lineal, pero, con paciencia (algo en peligro de extinción), las canciones consiguen ir abriendo puertas que nos transportan a sus propios mundos y sensaciones. Y merecen la pena.
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