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Ron Wood – Memorias de un Rolling Stone

memorias_de_un_rolling_stoneUna noche, a finales de 1974, Mick Taylor, guitarrista de los Rolling Stones, comunicaba inesperadamente a Mick Jagger que dejaba el grupo. Éste le preguntó a Ron Wood, que andaba por allí, si se quería unir a ellos. Wood estaba encantado con el ofrecimiento, pero no quería dejar tirado a los Faces, grupo de rock superlativo donde militaba también Rod Stewart y que en breve comenzarían una nueva gira por Estados Unidos. Finalmente, y pasados unos meses, Wood ingresaría en la banda más sucia y longeva del planeta, dejando atrás a otros candidatos -y amigos- como Steve Marriott, Wayne Perkins, Jeff Beck, Harvey Mandel o Eric Clapton. “Estás en la banda”, le anunció Keith Richards en el Hotel Hilton de Munich, “pero no se lo diremos a nadie en años”. “Me parece muy bien”, contestó un radiante Ronnie.

Esa alegría se deja notar en muchas de las más de trescientas páginas que componen este Memorias de un Rolling Stone (Global Rhythm Press, 2008), trepidante paseo a través de cientos de anécdotas que abarcan desde sus inicios -la familia, sus primeros pinitos musicales, la escena londinense de la segunda mitad de los 60…- hasta la última gira -por ahora- de los Stones. Armado de un lenguaje directo y adictivo, Wood repasa unas vivencias llenas de amigos y conocidos -la lista sería inmensa en todos los sentidos-, vicios y desmadres. Todo ello cimentado en la familia, la música y la pintura -las páginas están salpicadas de retratos de varios artistas-, tres pilares fundamentales que, con frecuencia, se necesitan unos a otros para mantener esa sonrisa que, entre otras cosas, tanto le ha ayudado a follar.

“En aquellos años la escena de clubes estaba en todo su apogeo, al igual que las compañías de discos, situadas todas muy cerca unas de otras a lo largo de Oxford Street. Todas las discográficas (Warner Brothers, Inmediate, CBS) te invitaban a sus fiestas de Navidad, y cuando ibas de una a otra en la misma manzana te encontrabas por allí a los Stones, los Small Faces, los Pretty Things, los Kinks, los Beatles y los Dave Clark Five. Todo el que era alguien se dejaba caer por Oxford Street en Navidad. Fue una época realmente especial, de locura por el rock británico. Había un intercambio constante. Cuando los Birds tocábamos en el Ealing Club, los Who se pasaban por allí y nos restregaban por la cara su éxito. En aquel momento encabezaban las listas con “Can’t explain”, pero eso no impedía que Keith Moon se subiera al escenario y tocara con nosotros”.

Memorias de un Rolling Stone también funciona, sin llegar a profundizar, a la hora de descubrirnos discos y hacernos volver a los que conocíamos pero que, por una razón u otra, teníamos un poco olvidados. En ese sentido, es fácil interrumpir la lectura para pinchar algo de los Birds, Faces, Stones o de la carrera en solitario del propio Wood. Y es que en su discografía, al igual que ocurre con este libro, no es complicado encontrar buenos momentos.

«[…] Esa misma tarde, Jo (la mujer de Ronnie) fue y le dijo a Keith (Richards):
– ¿Me harás un favor? Mi madre nunca ha visto cocaína, así que, por favor te lo ruego, ve con mucho cuidado.
– No te preocupes, querida -respondió-. La introduciré poco a poco en el rollo.»

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