Richard Ashcroft – Keys to the world
Richard Ashcroft vuelve a la actualidad gracias a su tercer asalto en solitario. Algo lejos quedan ya Alone with everybody (Virgin, 2000) y Human conditions (Virgin, 2002). Estos discos contaban con algún que otro tema realmente interesante y que se encontraban a la altura de lo esperado del que fuera componente de The Verve. Sin embargo, en conjunto se quedaban lejos de lo que el artista pretendía, si atendemos a alguna de sus entrevistas para la prensa. Esos álbumes de corte clásico, con piezas fantásticas por doquier, nunca llegaron. Tras cuatro años, vuelve a intentarlo con este Keys to the world (EMI, 2006). Una vez más, parte del encanto del trabajo de Ashcroft se centra en la cantidad y variedad de arreglos utilizados para dotar a sus piezas de ese toque preciosista y de un aroma pretendidamente clásico.
Why not nothing abre de forma contundente el disco. Una pieza rock sin contemplaciones y con letra de ésas comprometidas. En Music is power utiliza un sampleado de Curtis Mayfield, mientras que en Words just get in the way introduce secciones de viento y cuerda de forma acertada, creando una de las mejores melodías del álbum. En el primer single, Break the night with colour, vuelve a entusiasmar como ya lo hiciera con A song for the lovers y Check the meaning en anteriores entregas. Y en Keys to the world se intuyen algunas ideas algo alejadas de lo habitual, si bien es cierto que el resultado es un tanto irregular.
La segunda parte es más floja: Simple song, Cry til the morning o Sweet brother Malcolm (esta última con una guitarra acústica que parece sacada del Bridge over troubled water de Simon & Garfunkel) no pueden ser composiciones que hayan requerido tres o cuatro años para gestarse. Y si es así, mal vamos. Why do lovers?, por otro lado, es una de esas baladas épicas correctamente resuelta. Para el final deja World keeps turning y el bonus 75 degrees. La primera funciona, con un estilo algo dylaniano y con aires de optimismo luminoso, mientras que la segunda es un experimento fallido con una juguetona flauta como protagonista que no termina de cuajar.
Keys to the world, pese a todo, es el trabajo más homogéneo y lúcido de Richard Ashcroft. Sin embargo, nos sirve para confirmar que más allá de algunas buenas canciones, el que fuera uno de los nombres más importantes y respetados de la escena británica de los 90 no da para más. Ya veremos si acertamos con esta predicción o si, por el contrario, nos entrega esa obra de pop magnífico que tiene en su cabeza pero que sigue sin quedar reflejada en sus discos. Algo que sí hacía su amado Brian Wilson, por cierto. Tal vez la diferencia entre un genio y un ansioso aspirante.