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[Reseña] The Twilight Sad – Nobody wants to be here and nobody wants to leave

noonewantstobeSi uno se acerca a la cuenta twitter de los escoceses The Twilight Sad puede percatarse de su definición: “Banda escocesa que disfruta bebiendo y creando música miserable». Y realmente saben hacer la mejor música miserable que se puede crear en estos tiempos. Aún más, representan la mejor música que se hace en Escocia ahora mismo. Independiente o no.

El cuarto trabajo de la formación originaria de Kilsyth, Nobody wants to be here and nobody wants to leave (Fat Cat, 2014), título extraído de The road de Cormac McCarthy, es, sin duda, el mejor hasta la fecha. Tiene mérito ya que el disco fue grabado en apenas unas semanas en el estudio Castle Of Doom de Mogwai y en un momento en que la formación tenía un calendario ocupado con la gira de su anterior trabajo, No one can ever know (Fat Cat, 2012).

Es, así, un disco sólido y en el que, aun siendo visceral como sus anteriores, han rebajado el tono uno o dos grados, que no es poco. Las letras son ahora más melancólicas, más vulnerables, menos crudas, menos oscuras. En resumen, parece que el grupo pasa por un buen momento dentro su estado de bajón permanente. Brotes verdes. O será que empiezan a hacer efecto las pastillas.

Lo mismo se podría hablar de su sonido. Siguen manteniendo las notas que les han caracterizado: krautrock, shoegaze, post-rock, épica: continúan siendo infalibles en hilvanar melodía dentro del caos. El protagonismo recae de nuevo en la guitarra de Andy MacFarlane, que reafirma la contundencia de la voz de un James Graham cuya violencia contenida se ha tornado más sutil, más taciturna. El grupo deja un poco de lado -en comparación a su anterior trabajo- el sintetizador, con una línea de bajo y la batería lacerante de Mark Devine más acentuados. ¿Y las canciones? Redondas, oiga. Desde ese comienzo con los dos singles conocidos hasta la fecha (There´s a girl in the corner, Last January) pasando por I could give you all that you don´t want, una de las mejores del disco, hasta otros momentos memorables como Pills I swallow, por citar solo algunas. Lo dicho, si ésta es música miserable, bendita miseria.

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