[Reseña] Pavvla – Creatures
Créetela (créetelo)
Paula Jornet se dio a conocer públicamente como actriz hace algunos años en la serie La Riera, de TV3, pero gracias a sus primeras y recientes publicaciones musicales se ha convertido en una de las artistas más prometedoras del panorama catalán actual. Formada en la prestigiosa escuela BIMM de Brighton, donde ha perfeccionado una faceta compositiva que llevaba cultivando desde la adolescencia, ha adoptado a su vuelta la identidad de Pavvla como intérprete musical, intimista en el fondo y valiente en las formas. Porque más allá del contenido, sincero, con evidente capacidad para emocionar e impecablemente expresado –o actuado– por su protagonista, es en el continente donde más llama la atención: haciendo gala de una piel camaleónica que fluctúa, como ella misma se ha encargado de esclarecer, entre la influencia de James Blake y la de Daughter. Su propuesta, por tanto, parece entroncarse mejor en la tradición más contemporánea de la canción británica, con un pie puesto en el pop de inspiración folk y excelentes modales, y otro en la retórica sonora de la electrónica más pulcra y sutil. Creatures, su debut en largo para Luup Records, resulta una inmejorable carta de presentación.
Además de por la sorprendente madurez de su cancionero, Pavvla destaca por la manera en la que interpreta su obra, metiéndose en ella como si tuviera que encarnarla, y otorgándole cuerpo, alma y carácter. Tras su aparente sencillez, las canciones esconden siempre detalles, gestos, ambientaciones y tempos de alcoba que nos conducen furtiva y delicadamente a una noche de invierno. Muchos de esos detalles también tienen que ver con el revestimiento de matices electrónicos que hace de su fórmula una rara avis en el panorama nacional. Un revestimiento que, en determinadas ocasiones, se consagra en forma de base ganando protagonismo su faceta, digamos, jamesblakeana. Hablamos fundamentalmente de Tired, con ese planteamiento rítmico casi hiphopero, y de las segundas partes de Guns y This Is Not A Movie, donde más alto vuelan las baterías digitales, los sintes y el teclado. No obstante, la norma general nos describe a una artista orgánica que bebe más de influencias líricas que sintéticas; y, en ese sentido, su gusto estético y su construcción melódica están más en la línea de los últimos Daughter que de cualquier propuesta electrónica. Young, el tema inaugural del disco, es la mejor prueba de ello.
Pavvla se siente cómoda arropada por guitarras en arpegio –Sould’ve Know Better, Winter, Skin, This Is Not A Movie– y pianos que encubren sutiles valses –Planets and Stars, For a Long Time–: una línea cercana a la del primer disco de Sharon van Etten. Pero también responde con fluidez a ritmos más acelerados y bailables, coqueteando peligrosamente con la sugerencia del R&B en Tired y proyectando el tono dramático de cantantes tipo Hope Sandoval sobre las sombras del ritmo sintético de James Blake. En cualquier caso, hay un intenso sentido de protección general en todo el disco entendido como su propio círculo de confort: las canciones son guaridas para Pavvla, un escondite donde solo puedes entenderla si entras de verdad. En una entrevista concedida a La Vanguardia asegura que no tuvo “una infancia y unos primeros años de adolescencia demasiado felices”, por lo que “escribir canciones en inglés, un idioma que en casa no entendían, era el único momento para desahogarme y gritar todo lo que me pasaba por la cabeza”. Su estancia en Brighton, además, ha mejorado notablemente su pronunciación, lo cual hace que su música sea aun más creíble.
Por otra parte, las buenas dotes interpretativas y escénicas de Pavvla no se deben solo a su currículum televisivo sino también a su experiencia en Inglaterra, donde la joven catalana se fogueó en directo en bares y pequeñas salas, así como en las múltiples sesiones a micro abierto en las que participó con sus compañeros de escuela. Tras su vuelta a casa hemos podido comprobar dichas dotes en la actuación matutina y gratuita que dio en el pasado Primavera Club, donde además de arrancarse con una soberbia versión de Arctic Monkeys, demostró que se maneja como pez en el agua en el contexto musical que propone en directo, notablemente más sintético-electrónico, junto a sus dos acompañantes. Siendo su propuesta una fórmula poco trabajada en nuestro país, fundamentalmente por basarse en un comedido tratamiento electrónico sobre fondo de cantautora pop –más cerca del universo británico–, parece claro cuál será el itinerario a seguir por Pavvla en futuras entregas. En su mano está pasar de joven promesa a rompehielos de una línea interpretativa propia: sólo hace falta que se lo termine de creer del todo.