[Reseña] Painted Shrines – Heaven and Holy
En 2018 los viejos amigos y colaboradores Jeremy Earl (Woods) y Glenn Donaldson (Skygreen Leopards, The Reds, Pinks & Purples) se reunieron en el norte de California para grabar un álbum bajo el nombre de Painted Shrines. Ambos ya habían compartido previamente escenarios y su primera complicidad seria fue en el álbum de Woods, Sun & Shade, hace justo una década. Earl aceptó una invitación para grabar en el estudio de Donaldson, en un pueblo costero rural en el norte de California y, en apenas una semana, ya tenían el número suficiente de canciones para conformar un álbum. Jeff Moller (The Papercuts) se encargó de agregar el bajo y el piano eléctrico y los tres dieron los toques finales durante la cuarentena.
Todo este afán adquiere cierto sentido si tenemos en cuenta que estamos ante dos de los músicos más prolíficos de la escena actual del indie rock de EEUU. Ambos son músicos inquietos y con una gran facilidad para la melodía: con su banda Woods Jeremy Earle ha publicado prácticamente un álbum por año desde 2007 y, por otro lado, Glenn Donaldson ha hecho lo propio desde que debutó con su reciente nuevo proyecto The Reds, Pinks & Purples.
Heaven and Holy (Woodsist) se contagia así de esa desenvoltura y fluye en sus mejores temas (Gone, Moon will rise, Fool) impregnado del freak folk con notas de psych pop que Woods han hecho inconfundibles desde sus inicios, combinados o diluidos con la esencia indie y jangle pop noventera (Painted Shrines, Not so bad) que Glenn Donaldson ha estado cultivando en sus distintos proyectos, influídos de los grupos de Sarah Records. Una fluidez que es fruto de una empatía más natural de la que podría atribuirse a un “supergrupo” prototípico- a veces más estudiado por las propias compañías discográficas- y que contribuye a ingeniar un sonido que conjuga nervio y melancolía a partes iguales.