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[Reseña] Being Dead – EELS

Being Dead, formado por Falcon Bitch y Smoofy, es un dúo de Austin, Texas, que publicó el pasado año su álbum de debut When Horses Would Run, que fue bastante bien recibido. Ansioso por una experiencia diferente en su seguimiento, el dúo ha buscado para su sucesor nuevos métodos creativos, colaborando con el productor John Congleton y ampliando su formación a trío en vivo con la bajista Nicole Roman-Johnston. Y apenas ha pasado un año de su anterior trabajo.

Grabado durante solo dos semanas en Los Ángeles, EELS presenta una mezcla de espontaneidad y complejidad, experimentación e introspección, que refleja fielmente el nuevo proceso de colaboración de la banda. La formación nos devuelve a la época en que el pop podía ser al mismo tiempo histriónico y poco convencional pero también divertido y optimista, como los mejores momentos de B52´S. Así, el disco se abre con Godzilla Rises, que según Falcon y Shmoofy trata sobre tener sexo con el icónico monstruo, una metáfora bastante diáfana sobre el amor incomprendido: «Ellos no te conocen como yo te conozco». En otra de las canciones memorables, Van Goes, juegan con el doble sentido de su título y se lamentan de no tener tiempo para hacer las cosas que les gustaría cuando el trabajo les consume. Justo lo que, por suerte, no les ocurre actualmente.

Trabajar con John Congleton le permitió a Being Dead explorar nuevos métodos de composición y grabación, lo que resultó en un producto menos pulido pero que captura mejor la energía de sus shows en vivo, pasando de la euforia, como en Blanket of my own, que trata sobre sentirte extraño por tu forma física, a la reflexión, como en Problems: «¿Cómo puedo solucionar el problema si es conmigo mismo?» canta Falcon, mientras Shmoofy responde enfáticamente a cada pregunta, casi como un monólogo interior.  Es meritorio que con cada canción se resistan a repetirse, mientras las combinaciones de voces masculinas y femeninas quedan perfectamente resueltas y no dejan lugar al aburrimiento con cambios de ritmos constantes e inesperados, de forma equivalente a los estados de ánimo que reflejan, como en Big Bovine, su «canción western», como ellos mismo la definen y la última escrita del álbum, creando melodías pop memorables, como en Nightvision o Goodnight- esta última sobre el acoso de un fantasma sexy a altas horas de la noche- y otras más improvisadas, interludios o poco desarrolladas, como Rock n´ Roll Hurts o I was a Tunnel, probablemente de forma intencionada. En este segundo álbum Being Dead continúan navegando a través de distintos géneros, del shoegaze al garaje rock y el punk, con melodías que rinden homenaje a las bandas de surf rock de los años 60s. En definitiva, un disco tan excéntrico y divertido como sus protagonistas.

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