[Reseña] Apollo Ghosts – Pink Tiger
La formación canadiense Apollo Ghosts, que siempre había pasado de un perfil bajo por los medios especializados, se despidió aparentemente para siempre de su público con un concierto en 2013, pero la formación del indie rock que consiguió una nominación al Premio Polaris por su álbum Mount Benson de 2010, decidió regresar en 2019 y lanzar un álbum instrumental y una colección de versiones de canciones locales. Pink Tiger, a pesar de tratarse de un álbum doble, no parecía desde un principio, precisamente por no tratarse de una banda de la que estuvieran pendientes los medios ni contar con una estrategia discográfica detrás, abordar un regreso de enorme trascendencia – aunque el grupo diga en broma que trataba de hacer su propio Tusk– y tal vez por esa ausencia de grandes pretensiones el resultado es mucho más satisfactorio de lo previsto.
Pink Tiger es su primer álbum como banda completa en una década, compuesto por dos discos, que, a su vez, conforman el anverso y reverso de una moneda que representa lo que han podido ser los últimos años para el grupo y para muchos de nosotros. En un comunicado, el cantante y guitarrista Adrian Teacher explicó que la primera mitad del álbum se hizo cuando «pensó que todo se estaba desmoronando», ya que su padre se estaba muriendo y, debido a una enfermedad, el músico apenas podía escuchar con un oído. Con el escueto título de Pink, en la deliciosa primera parte de este séptimo disco de estudio Apollo Ghost apenas necesitan emplear más de dos minutos por canción para colmar de completa emoción su contenido, como la excelente Cloud Hotel. Con piano y guitarra que impregnan el ambiente de melancólico folk, las siete canciones del lado más íntimo del álbum fluyen a medio camino entre Bill Callahan (Rookery, Dirty Spoons), bajo la sombra permanente de Nick Drake (Morning Voice) y, solo a veces, entre evocaciones de Belle and Sebastian (Anxious Love, Pt. 2).
En contraste con el aislamiento de la grabación remota que supuso Pink, la cara b titulada Tiger es un cambio de tercio hacia un chapuzón totalmente eléctrico que encontró a los miembros de Apollo Ghosts de nuevo juntos, un año después, en un soleado verano de Isla Gabriola con el productor Jordan Koop (Orville Peck, Wolf Parade). Frente al tono solemne, Tiger estalla- eso sí haciendo de la concisión un mantra- como una exuberante y optimista celebración de indie-garage, jangle pop y power pop en excelentes melodías, como en But I´ll be around– también en su versión más acústica en la cara a- Pink Boys, Golden Teach o Island Kids, bajo la huella de los mejores R.E.M. o La´s. El alborozo de su líder y compositor Adrian Teacher fue aun mayor cuando su oído sanó completamente al terminar estas sesiones de grabación, justo tras escuchar los masters “durante la lluvia de meteoritos de las Perseidas”. Pink Tiger queda, efectivamente, lejos de ser el nuevo Tusk pero no es un cumplido menor que la escucha de un álbum doble – contiene 22 canciones- no sólo no se haga tediosa sino que se torne fascinante, mucho más si empatizas – en función de tu distinto humor- con el carrusel de emociones que muestra.