[Reseña] Alvvays – Antisocialites
Hay dulzura, pero no flaqueza.
Los canadienses Alvvays han logrado mantener en Antisocialites, su segunda publicación, la frescura que mostraron con su álbum de debut homónimo, allá por 2014. Y siendo ésta una de las características más llamativas de su sonido, uno de los principales atractivos de Alvvays, y una de las virtudes más complicadas de conservar en la música, empezamos francamente bien. La banda liderada por Molly Rankin y Kerri MacLellan, amigas desde la infancia, ha apostado por el continuismo en su nuevo álbum, asegurándose un nicho de crecimiento donde, en estos momentos, no tienen una competencia especialmente feroz.
Producido por el infalible John Congleton, Antisocialites avanza en la construcción de un lenguaje indie pop-rock propio con constantes ramificaciones al lo-fi, al punkpop, al jangle pop y al dreampop. Es decir, que en apenas segundos logran armonizar planteamientos directos y melodías crudas con otras más suaves y emocionales. No obstante, la tónica general del álbum, a diferencia de su primera obra, incide más en ciertas durezas que no en planteamientos mórbidos, acorde con un mensaje lírico bastante enfocado en el olvido y en el avanzar tras una separación. En ese sentido, ni Rankin como letrista ni Alvvays como banda instrumental esconden el motor de movimiento del disco, física y mecánicamente construido para imposibilitar una mirada hacia atrás: “No need to turn around to see what’s behind me / I don’t care”, dice tranquilamente en Not My Baby.
El álbum no expresa solo un sentimiento unidireccional, pero huele a autoconvencimiento de tipo estándar, trabajado a partir de In Undertow: un tema fogoso y potente, un soplo de solidez y frescura; y secundado en el pop sedoso de Dreams Tonight. Pero dejando atrás las preguntas retóricas que se manifiestan y concentran en los dos primeros temas –“What’s left for you and me?” y “What’s next for you and me?” en la primera y, sobre todo, “Who starts a fire just to let it go? / If I saw you on the street, would you have me in my dreams tonight? / If I saw you on the street, would I have you in my dreams tonight, tonight? / (…) Who builds a wall just to let it fall?” en la segunda–, el resto de canciones se suceden al trote, quemando etapas, avanzando inexorablemente hacia adelante, con tan solo un par de concesiones a la nostalgia.
Con lenguajes verbal e instrumental perfectamente asociados, temas como Plimsoll Punks –“You’re the seashell in my sandal”–, Your Type –“Let me state delicately you’re an O and I’m AB”– y Hey ejercitan la musculatura del disco desde una perspectiva indie pop-punk muy sana si se usa como instrumento de superación. Otras como Lollipop (Ode to Jim) –en honor a Jim Reid, de The Jesus and Mary Chain– y Saved by a Waif –“Say something, waste something / Change your life / Take something, break something / Make your flight / Say something, anything”– parecen ya más fruto de la trivialidad (la primera) y de una sensación plena de libertad (la segunda). Un plan de (re)acción emocional sin apenas fisuras.
Éstas, si nos guiamos por la morfología instrumental más que por el apartado lírico, estarían representadas en la melódica carnal de Not My Baby, con menos brío y más sentimiento, y, sobre todo, en la atmósfera de soledad de Already Gone, una balada descorazonada que, aquí sí, acaba con la confesión más dura de todo el disco: “I don’t think I could find it / I don’t know how to find it again / Don’t think that I could get behind it / I don’t think I will ever find it again”.
Antisocialites termina con Forget About Life, una culminación épica muy limpia y refrescante que básicamente nos sugiere que la vida llamará a nuestra puerta cuando sintamos que queremos olvidarnos de ella. El disco, en general, no refleja tanto un proceso lineal de curación como una serie relacionada de acciones y estados de ánimo muy básicos para llevarlas a cabo. En cualquier caso, lo cierto es que la lectura es inequívoca y Alvvays solo están dispuestos a ayudarnos a caminar hacia adelante. Nada de remilgos. Hay dulzura, pero no flaqueza.