Refree – La matrona
Tercera entrega en cuatro años del geniecillo que se esconde tras el seudónimo de Refree. Raúl Fernández regresa con doce temas compuestos por él mismo y que en un ejercicio de abnegación no sólo interpreta a la guitarra y con su voz (incluso en los coros), sino que también se ha hecho cargo de todos los arreglos y ha producido el álbum apoyándose únicamente en Federico Falkner, su bajista habitual.
Que Raúl se desenvuelve con la misma facilidad en catalán que en castellano es un hecho que no nos sorprende a nadie: Quitamiedos (Acuarela, 2002) y Nones (Acuarela, 2003) así lo atestiguan. Por eso no deberá extrañar que haya prácticamente paridad de temas en ambos idiomas (cinco en catalán, siete en castellano). En cualquier caso, sea uno u otro idioma Refree vuelve a componer auténtica poesía ya sea en su fondo como en su forma. En lo primero con estrofas que llegan al alma, fascinante ejercicio lírico del que puede servir como ejemplo La invasión de los cuerpos (“Y dirán que no son suyos los fonemas / que las palabras son así: se van con quien les apetezca”) o El cumpleaños («Nada que hacer / Aunque te despiertes de una vez / Y en el sofá está nublado…»); en su aspecto con una simbiosis perfecta entre lo cantarín de su lenguaje con los instrumentos de los que se rodea, especialmente acusada en los temas en catalán, idioma más musicable que el castellano por su característica sonoridad.
Si nos centramos en la instrumentación para quienes hayan seguido la pista a este compositor no pillará por sorpresa que estemos ante uno de los discos pop más instrumentados; La matrona (Acuarela, 2005) se acerca al concepto musical de la California de los Beach Boys de orquesta y coros cantarines pero manteniendo su propia identidad, que idealiza el estilo especial de los cantautores mediterráneos, a ratos tan épico como Serrat – de lo que da constancia Els peus del llit («I Les cosas que diuen de mi…/ I Les coses que diran de mi… / I les coses que riuen amb mi»)- en otras ocasiones tan íntimo y nostálgico como Aute – de lo que puede dar fe Glorietas , donde además tiene a los coros a Irene Tremblay, Aroah). Ahora además se atreve con ambientes extraídos de cualquier club de jazz, donde se refugia con la ayuda de Eduardo Blanco a la trompeta y Josep María Baldomà al piano como en El sótano.
El arreglista catalán sigue empeñado, erre que erre, en demostrar que de un trabajo a otro puede superarse sin caer en la vulgaridad y dejando claro que los cantautores no tienen que ser tostones infumables para el público general, cuando detrás se sustentan en la vitalidad del hombre en todos sus estados y un puñado de músicos profesionales.