Una de las mayores virtudes -para muchos este matiz es suficiente en un álbum- de la que goza este disco es la extraordinaria voz del ex cantante de The Mavericks, alejado, por otro lado, de la influencias country propia de su banda.
El ejercicio de su técnica vocal queda magistramente demostrado en el single Hello again (el más pop, y una de las mejores canciones), pero también en Something tell me. La sensación de déjà vu impregna todo el álbum, el sexto en solitario del músico: efectivamente, la sombra de Roy Orbison planea, para bien o para mal, a lo largo del disco (Crying for you), pero también otras influencias de la Rat Pack de Sinatra o Dean Martin (You always win).
Lástima que no todas las canciones logren pasar el aprobado, a pesar de la lograda producción de Steve Berlin (Los Lobos), sobre todo por la inclusión de baladas bastante insufribles (Rosalie, So beautiful) con letras repletas de unos clichés que a estas alturas yo tampoco le perdonaría ni a Orbison.
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