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[Reseña] Protomartyr – Relatives in descent

Si ya teníamos bastante claro que Protomartyr – definida ingeniosamente por su líder como «la banda en la que su tío borracho se queja de la política»– es una de las mejores formaciones de rock actualmente en órbita, este álbum no ha hecho más que corroborar esta afirmación.

En el primer álbum de Protomartyr para la discográfica estadounidense Domino, con un presupuesto mayor y un nuevo productor (Sonny DiPerri), la furia desatada y cruda de punk rock del cuarteto de Detroit no cesa a lo largo de los distintos cortes de Relatives in Descent. Un disco en el que conviene sumergirte en las letras, crípticas en un principio, pero tan entretenidas como un (buen) documental. Windsor Hu, por ejemplo, es una historia sobre una ciudad canadiense cuya población sufre náuseas por un zumbido que proviene de una planta siderúrgica estadounidense.

El tono serio y reivindicativo de Joe Casey- impulsado con la atronadora guitarra de Greg Ahee- se torna a veces irónico y jocoso en canciones como The ChucklerSupongo que seguiré riéndome hasta que no haya más aliento en mis pulmones / Señor, cómo desearía que hubiera un mejor final para esta broma»). Con Ahee, Alex Leonard a la batería y Scott Davidson al bajo, Joe Casey despotrica, abatido, sobre todo y contra todo, si bien sabe aderezar el plato con fina ironía: «Siempre quiero asegurarme de que haya una canción en cada álbum en la que pueda cantar algo estúpido». Está hablando, en este caso de Male plague, un delirante alegato antimachista cuyo cántico central puede resultar engañoso, como el mismo Casey comenta en una entrevista: «No sé cuándo comenzaron a pensar los imbéciles que cualquier progreso que otro género lograse sería un asalto atroz a la masculinidad.»

«Escupiré a los vivos hasta que obtenga mi cruz de piedra de Connemara»– comenta Casey en Caitriona, un personaje que habla desde la tumba y que está tomado de la considerada una de las mejores novelas escritas en irlandés, Cré na Cille (The Churchyard’s Soil). El recorrido acelerado de Relatives in Descent cede el protagonismo al bajo de Scott Davidson en Corpses in regalia, y los espectros regresan para cerrar el disco con Half sister: «Veo a los fantasmas como una forma metafísica de retratar una culpa que no se ha tratado».  Relatives in descent es un excelente álbum de una banda que mejora con cada entrega.

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