Primavera Sound 2005 (Barcelona, 28-05-05) Parte III
Sábado 28 de mayo
Christina Rosenvinge:
Fue uno de los primeros conciertos del día. Christina Rosenvinge estaba acompañada de una peculiar banda formada por miembros españoles y estadounidenses (entre ellos, Steve Shelley, de Sonic Youth). La artista tocó muchas canciones nuevos como Quién me querrá, White hole o A lier to love, que pronto podremos escuchar en un nuevo lp, sin olvidar temas de discos anteriores como Submission, Taking off o German heart (este último encandiló a todo el público.)
En general, el sonido fue bastante bueno, aunque hubo algún que otro problema técnico con los sampler. En todo momento presenciamos un concierto correcto, quizá falto de energía (la hora del día tampoco acompañaba) pero musicalmente redondo. Christina se dirigió al público en varias ocasiones, algo que gustó mucho a los presentes. Lo mejor, la variedad instrumental, no sólo porque sonaron acompañamientos “poco comunes” de flautas traveseras o violines, sino también porque los músicos cambiaban sus instrumentos en cada tema, lo cual daba mayor riqueza y amenidad a las canciones.
Resumiendo, tremendas canciones para un concierto al que, debido al carácter intimista del grupo, le faltó un ambiente un poco más nocturno.
Tortoise:
La expectación, las ganas y la emoción de poder ver a esta gran banda en directo, consiguieron llenar completamente un Auditori que, aunque parezca mentira, se quedó pequeño para albergar a todos los curiosos que quisieron ver de cerca la mezcla de estilos que ofrecen (desde el out-rock hasta el jazz o el dub) tanto en sus discos como en sus conciertos.
La fiesta comenzó con Séneca, del complejo e inabarcable Standards (Thrill Jockey, 2001), con dos baterías y unas melodías de bajo y guitarra no aptas para blandengues. De este disco también se escuchó la genial Monica.
Casi el resto del repertorio estuvo marcado por su último trabajo, It’s all around you (Thrill Jockey, 2004), con perlas como la que da título al disco, la apocalíptica Crest o la minimalista Five too many.
Geniales y correctos durante todo el concierto, creando atmósferas de sonidos etéreos (como la genial Ten-Day interval) y sorprendiendo, para bien, a un público cada vez más entregado. Prohibido perderse un directo suyo.
Dogs Die In Hot Cars:
A medio camino entre la devoción por XTC y el saqueo descarado de su discografía y del genial Drums & wires en concreto. Este hype del 2004, eclipsado por Franz Ferdinand, todo sea dicho, presentó su primer largo Please describe yourself (V2, 2004). En un concierto totalmente convencional que no tuvo más historia ni aliciente que escuchar sus dos singles Godhopping y, sobre todo, I love you cause I have to.
Steve Earle:
Genial Steve Earle en el escenario Nitsa-Apolo. Desde el comienzo con The revolution starts… now (que luego sirvió para cerrar el concierto), el tejano salió a por todas y lo consiguió. Ayudó un sonido fantástico –en ese sentido, también de lo mejor del festival-. Una banda sin fisuras y un repertorio prácticamente sin desperdicio. Con su esposa Allison Moorer en los coros, Earle interpretó a lo grande temas como Fuck the CC o Condi, condi. Hubo pausas para hablar de su país, para aplaudir nuestra maravillosa democracia (sin ironía) y para hacernos gozar con la versión del Revolution de los Beatles. Muy grande.
Dominique A:
Sin demasiado retraso comenzó Dominique A su espectáculo. Escenario CD Drome, la playa de fondo, noche cerrada y un mar de gente disfrutando con este gran compositor. Por fortuna, esta vez el artista francés estuvo acompañado de un buen puñado de estupendos músicos, de hecho, la variedad de instrumentos que se manejaron en ese concierto fue pasmosa: la siempre presente guitarra eléctrica de Dominique se fusiono con cellos, percusiones variadas, saxofones, clarinetes, carillones y teclados que enriquecieron el directo y crearon atmósferas muy especiales. El artista interpretó temas impresionantes como Pour la peau o Antonia. Especial mención al juego de luces del escenario, que incrementaba la percepción de densidad sonora del directo.
Echo & The Bunnymen:
De nuevo en el Auditori, Echo & The Bunnymen no defraudaron. Ian McCulloch (pelo revuelto, con gafas y de negro), Will Sergeant y el resto de la banda hicieron disfrutar desde el principio con sus temas más conocidos. Instó al agradecido público a levantarse y acercarse al escenario mientras sonaban piezas infalibles como Killing moon o Nothing lasts forever. Al final, todos contentos con un concierto más que correcto y que en su parte final contó con una medio versión del Walk on the wild side de Lou Reed.
The Dirtbombs:
El quinteto de Detroit llegó al PS sin hacer mucho ruido y con Dangerous magical noise (In the Red, 2003) algo ya añejo. Un cantante de color, Mick Collins, que igual se agarra al rock puro y duro que se deja llevar por el camino del soul. Dos bajistas, dos baterías y apenas 45 minutos de concierto fueron necesarios para desatar la euforia entre los asistentes y que corriera el sudor casi a la misma velocidad que la cerveza. Temas impagables como Get it while you can o Thunder in the sky fueron tensando el clímax de su set hasta romper la cuerda con uno de los baterías lanzando su equipo por el aire. En definitiva, corrosivos.
Helena:
Tópica chanson francesa. En realidad y por machista que pueda parecer la auténtica gracia del concierto residió en la sensual Helena que se dejó querer por el público, masculino en su mayoría, que casualidad. Vestidito ceñido y fin de fiesta con el ¿Por qué te vas? de Jeannette.
Married Monk:
Cortísimo set de la banda de Christian Quermalet donde apenas pudo esbozar a grandes trazos su corta pero compleja discografía por culpa de los retrasos que se vivieron el sábado en el Danzka/CD Drome y acuciados por la siguiente actuación, Daniel Darc. No obstante, dejaron claro por qué Green Ufos apostó por su The belgian kick con unos soberbios Love Commander de lo más aplaudido de la Primavera France y Pretty Lads ¿Para cuándo un concierto completo?
Gang of Four:
Ahora que está de moda el rollito alternativo y que tanta gente se declara fan de Hot Hot Heat, Radio 4, The Rapture o Spoon, se puede ver la cultura musical que alimenta esas modas. Y es que se podía contar casi con los dedos de la mano los asistentes al concierto de una de las bandas precursoras de ese palo musical cuando algunos de aquellos grupos aún llevaban pañales. Sacaron toda la artillería pesada y entre martillazos y carreras de Jon King pudimos escuchar I found essence rare o I love a man in uniform. ¡Ay! Aquellos maravillosos años.
The Go! Team:
Pequeña desilusión la que se vivió en el escenario Rockdelux por Lois la madrugada del sábado. No pocos fueron a ver a los de Brighton con las promesas de baile de Thunder, lightning, strike (Memphis Industries, 2004). Se esperaban como agua de mayo los compases de Ladyflash, las palmas y coros de The power is on, el viento de Get it together, los movimientos casi pugilísticos de Junior kickstart… Pero una vez visto que lejos de haber traído coros para el cenit de algunos temas ¡ni siquiera los habían sampleado! con la consecuente sensación de vacío. Si a eso le unimos que a ratos las trompetas no se escucharon el efecto que causó en directo fue de decepción. Que sí, que se bailó aun así y la pena por el inminente fin de fiesta quedó mitigada, pero nos fuimos con sensación de coitus interruptus.
Texto: Fco. J. Fdez., Sergi Serrano, Ana F., José L. Gallego, Jorge García
Foto: Sergi Serrano