Primavera Sound 2004 (27 al 29 de Mayo de 2004) Parte III
Sábado Día 29:
Segundo día repleto de conciertos desde por la mañana hasta la madrugada. Por ello, lamentamos no poder asistir en especial a los conciertos de Chucho, que presentaba en directo su recién estrenado nuevo álbum Koniec (Sinnamon, 2004), o al siempre íntimo Devendra Banhart, que traía bajo el brazo Rejoicing in the hand (Young God Records, 2004) avalado por el propio Michael Gira, una lástima.
Matt Elliot:
Con media hora de retraso saltó al escenario de la sala Mac en el Mercat de les Flors, a la hora del café, el que fuera líder de Third Eye Foundation. El de Bristol se acompañó de un único subalterno que igual tocaba el violonchelo que usaba una mesa de mezclas. A priori esta austeridad tenía que haber supuesto un fracaso mayúsculo cuando el único disco de Elliot en solitario, The mess we made (Domino, 2003) se basa en un acompañamiento orquestal digno del mismísimo Sakamoto. Sin embargo, lo que no reparó en músicos se reveló en electrónica. Así, Elliot recurrió al sampleo continuo y en directo de prácticamente todos sus instrumentos. Es difícil de explicar, pero imaginemos el tema Forty days donde pueden escucharse tres guitarras distintas, órganos y coros. Matt va construyendo la canción tocando una guitarra, la graba y reproduce la misma mientras toca la siguiente guitarra, vuelve a samplear y a reproducirlo para meter la tercera guitarra, y así con cada uno de los instrumentos que escuchamos en la canción, un trabajo sólo a la altura de los mejores artesanos. Si encima nos encontramos en una sala totalmente a oscuras, su disco, de lo más aterrador del año pasado, se convierte en pura magia.
Astrud:
La tomadura de pelo. Emisión de “Un mystique determinado”, cinta de Carles Congost a la que Manolo Martínez y Genís Segarra pusieron música. Un corto de estética ochentena con un tema tan de actualidad como el impacto en una sociedad conservadora de la declaración de homosexualidad de un chaval, mánido y recurrente donde los haya. Las canciones, de chiste, no fue bastante con tener que escucharlas en el montaje sino que luego salió la pareja a tocarlas en directo, un auténtico plomazo.
Xiu Xiu:
En el mismo escenario que las dos actuaciones antes comentadas Jaime Stewart y su compañera dieron el concierto más esquizofrénico de todo el festival (o al menos eso pensábamos en aquel momento). Lamentos made in The Cure, guitarreo que lamía heridas y ladridos de perro mientras se pellizcan las cuerdas de una sufrida guitarra fueron sus bazas. A todas luces no fue un concierto de masas, aunque los fans salieran relativamente contentos del repaso por los temas más importantes de sus 4 discos.
Y del Mercat de las Flors nos fuimos al Poble Español, esta vez sin tener que hacer cola para entrar (¿Fueron los Pixies los causantes de la cola del viernes? Seguro que sí).
Julie Delpy:
Apenas tuvimos tiempo para escuchar a la actriz metida a labores musicales (algo que se está convirtiendo en auténtica moda). Sin embargo la francesa, que ha preferido desmarcarse de la música francófona acudiendo al folk más americano en su primer disco Julie Delpy (Pias, 2003), demostró tener maneras y una voz atractiva. Sin lugar a dudas el mejor momento lo regaló con Mr. unhappy donde se hace más que patente que su voz es un canto de sirena.
Dominique A:
El enorme cantante francés nos dejó un tanto fríos. No fue culpa de sus maneras, sino de lo desangelado del gran escenario Rockdelux por Lois. Un escenario tan grande debería haber acogido a muchos artistas para acompañar al galo en la presentación de un disco con tanta instrumentación como Tout sera comme avant (Labels/Green Ufos, 2004). Sin embargo todo era pregrabado salvo su voz y su guitarra, y trató de acaparar la atención con histriónicos movimientos al son de la batería pero incluso en eso le estaban dando sopas con ondas en otro escenario… Aun así, el tema que da nombre al disco demostró que Dominique A es una de las voces más ensoñadoras del panorama francés, pero eso no es suficiente.
Liars:
Situémonos. Escenario Nitsa / Apolo, dos locos se han escapado del psiquiátrico y se han unido a un polivalente guitarrista, que también tocaba de muerte una segunda batería, para actuar a las nueve de la noche. Sale el batería (loco número dos) vestido con un body de mujer y, tras él, Angus Andrew (loco número uno y frontman de la banda) bajo una pila de ropa que bien podía haber sacado de un cubo de basura o de una mala tienda de saldo. En esta tesitura dieron rienda suelta al post-punk en clave funk que se recoge en su reciente segundo disco They were wrong, so we drowned (Mute, 2004). Mientras tergiversaban las canciones a su antojo Angus iba quitándose ropa y dando signos de su locura (se subió a los altavoces, pegó un golpe al brazo mecánico que controlaba una de las cámaras del escenario) siendo ya increíble el momento en el que ahorcando al batería con el cable del micro éste se desenchufó, terminando la canción gritando la letra con una fuerza que ya hubieran querido los Franz Ferdinand el día anterior para sí. Hubo poca gente, además muy fría ante las payasadas de la banda, pero el concierto no tuvo desperdicio alguno.
(Smog):
Bill Callahan sufrió la ubicación de su concierto, había fans, pero tampoco tantos. De manera que si en lugar de tocar en el escenario Rockdelux por Lois lo hubiera hecho en el escenario Nasti hubiera mejorado el ambiente de intimidad que trató de crear alrededor de su actuación. Pese a ello y a su poco ortodoxa, casi estrafalaria, manera de sujetar la guitarra, encontramos bastante inspirado a uno de los mejores exponentes del rock norteamericano que nos brindó uno de sus temas fetiche: Cold blooded old times.
The Hidden Cameras:
La madrugada del viernes, contábamos antes, fue de los Scissor Sisters. El sábado pertenecía a los otros abanderados del movimiento gay. The Hidden Cameras dieron un concierto que aunó canciones de su primer álbum The smell of our own (Rough Trade, 2003) y del que en septiembre será su segundo disco Mississauga goddam. Estas últimas lastraron un tanto el concierto por el desconocimiento del público que no dejaba de pedir temas como Ban marriage y que finalmente interpretaron con los ojos vendados en protesta por un mundo que ningunea su opción sexual.
PJ Harvey:
La mujer que domina el rock indie británico estaba de preestreno. El lunes siguiente salió Uh huh her (Island, 2004), y lo celebró con un concierto que aunó lo mejor de sus anteriores álbumes con los que a buen seguro serán los mejores exponentes de su nuevo largo. La delgada Polly Anne, que lució un modelito amarillo de vértigo, al final deslució la cita por un guitarrista que no paraba de hacer aspavientos olvidando quien era la estrella de la banda, por dejarnos plantados con una escasa hora de concierto (es sabido por todos que el Primavera Sound da mayor libertad a los cabezas de cartel en este aspecto, y había entre la actuación de la británica y de Primal Scream más de dos horas para que se explayara todo lo que deseara), y finalmente por dejar al público huérfano de su hit Dry. Cumplió, pero a una señorita del rock se le puede pedir más, sin duda.
The Divine Comedy:
AltaFidelidad.org no tuvo el gusto de ver a Neil Hannon más allá de un par de canciones, pero queríamos significar aquí la profesionalidad de este hombre que estaba ingresado en el Clinic de Barcelona una hora antes del concierto y fue desaconsejado por sus médicos que tocara, algo a lo que no quiso renunciar el autor de Absent friends. Esperemos que se recupere de sus dolencias cualesquiera que sean.
Primal Scream:
Llegaron los escoceses a Barcelona sin nuevo disco que defender, de modo que acudieron a los grandes éxitos que el año pasado editaran en Dirty hits (Sony, 2003). Bobby Gillespie sigue pegándose auténticas panzadas a correr y saltar por el escenario y sigue tirando el micro al suelo, al publico o donde le apetezca. Las guitarras recrudecen unos temas que en el estudio suenan más electrónicos y la fiebre se desata entre el público. Temas como Xtrmntr o Swastika eyes hacen que todo el mundo baile, y si encima en el bis suena Jailbird, el éxito está asegurado. Concierto sin más historia que el encadenamiento de hit tras hit (y tienen unos cuantos) a una potencia atronadora.
!!!:
Chik, Chik, Chik; Pow Pow Pow; Uh Uh Uh… da igual como se llamen, estos 8 tipos (aunque durante la actuación nunca vemos más de 6 en el escenario juntos) pusieron patas arriba el festival. Los cabezas de cartel habían estado correctos, ya habían aparecido un par de sorpresas agradables, pero fue esta jauría de rebeldes la que se llevara el galardón de mejor concierto del Primavera Sound 2004 (con permiso de lo que el día siguiente harían Experience en la fiesta de despedida). Con una osadía arrolladora, con un desparpajo casi suicida, los de Sacramento dejaron claro que un set suyo no es para gente anodina o desganada. Todos, absolutamente todos los que allí estaban no dejaron de bailar y gritar al ritmo que imprimían los saxos, la guitarra eléctrica y la cadencia vivaz de la batería. A medida que sonaban Pardon my freedom, When the going gets tough the tough get karazzee o el pegadizo hit Me and Giuliani down by the school yard, el escenario Nasti ya no daba más de sí ante la marabunta de gente que se agolpaba para ver a !!!. La euforia debió llegar a la propia organización que, pese a que ya había un buen retraso acumulado (de las pocas ocasiones que ocurriera en todo el fin de semana), dieron el visto bueno a uno de los primeros bises en la carrera de estos chicos. Salieron a por más, y el desmadre llegó hasta el escenario donde el vocalista vomitó un par de ocasiones, eso sí, sin parar un momento la música.
James Murphy:
La material gris de LCD Soundsystem acudió a Barcelona en su faceta de Dj, y es muy de agradecer que estemos ante un dj que no pinche pachanguero ni mucho menos trance. Porque a las horas que discurría su sesión era lo más sencillo pero al mismo tiempo lo más chabacano. En su lugar, el de Brooklyn se despachó una sesión sobria que igual transcurrió por el techno-pop que recurrió al funk. Al final de la noche, ante la evidente coronación de los !!!, terminó el show con música para homenajear a su cantante, ahora en el centro de un gran corrillo que hizo el público en medio de la sala y al que no dudamos en saludar los miembros de nuestra expedición.
Fotos: Sergi Serrano
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