Primavera Sound 09 (Parc del Fòrum, 28 al 30 Mayo 2009)
Un año más, el buen tiempo llegó a la ciudad de mano del Primavera Sound, y otra vez tocaba desplazarse al Fòrum para descubrir nuevas e interesantes propuestas, así como disfrutar de las glorias del pasado. Este año tocaba lidiar con la crisis, pero a favor tenía la desaparición del Summercase, cosa que se notó en el público, donde se diferenciaba más de un despistado, tipo «yo-he-venido-a-ponerme-del-revés-sin-importarme-la-música», que solía frecuentar el festival de Sinnamon. A éstos se les ha sumado un alto crecimiento de guiris y el numerosísimo público que congregó Neil Young la jornada del sábado. En definitiva, más de 80.000 espectadores según la organización, lo que significa la edición más exitosa de toda la historia del festival. Esperemos que esto no haga cambiar el espíritu del evento y en próximas ediciones sigan cuidando sus dos grandes valores: el público y la música.
A continuación, la crónica de algunos de los conciertos que pudimos disfrutar durante tres días para recordar:
JUEVES 28 DE MAYO
The Bats (Escenario Ray Ban-Vice, 19.15 h)
Como la mayoría, salí corriendo del trabajo para llegar a ver a los neozelandeses, sin tiempo de pararme a por una cerveza (tirón de orejas para la organización por la idea de las máquinas expendedoras de tickets, que provocaron colas desagradables y algún que otro descontento), ya que el escenario Ray Ban-Vice estaba donde Cristo perdió la alpargata y sin demasiado encanto. En lo musical, el veterano grupo mostró pop delicioso que me recuerda a los REM de los 80, justo cuando The Bats facturaron sus dos mejores discos. Buen concierto para empezar a calentar motores, si obviamos la logística. (Joan Carles Macarro)
The Vaselines (Escenario Rockdelux, 20.35 h)
Dos décadas después, Charlie Kelly y Frances McKee volvían a los escenarios. Dejando a un lado los problemas de sonido al principio, por la falta de prueba de sonido típica de los festivales, los de Edimburgo sonaron frescos y demostraron que sus canciones han envejecido a las mil maravillas y son capaces de sacar los colores a más de un grupo actual. Y es que con una batería de hits como Molly’s lips, Dying for it, Jesus wants me for a sunbeam, y sobre todo You think you’re a man y Son of a gun –con la que abrieron el concierto–, cualquiera les tose. No faltaron los despistados de los que hablábamos al principio preguntando ¿pero esto no era de Nirvana? (Joan Carles Macarro)
Joe Crepúsculo y Los destructores (Escenario Ray Ban-Vice, 21.45 h)
Joe Crepúsculo se rodeó de amigos, aglutinados en la banda Los destructores, para el concierto del jueves en el Primavera. El cantante barcelonés era totalmente consciente de la dura competencia que tenía y empezó el concierto con un “Buenas noches, somos Yo La Tengo” y siguió con referencias a la banda que tocaba a la misma hora. El escenario Ray-Ban Vice estaba medio lleno, pero con hits como Suena brillante, La canción de tu vida o Baraja de cuchillos el público pronto empezó a bailar y cantar las canciones a pleno pulmón, desafinando tanto o más que Joe. Y es que Crepúsculo puede gustarte más o menos, pero está claro y meridiano que sus conciertos son una buena fiesta y estamos seguros de que a más de uno de los asistentes a Yo La Tengo le hubiera gustado estar gritando y saltando con Joe, eso sí, a otra hora. (Marina Pérez)
Yo La Tengo (Escenario Estrella Damm, 21.45 h)
Y con estos tres volvemos a la cantinela de siempre: el que recuerde un mal concierto de Yo La Tengo que levante la mano. ¿Qué? ¿Nadie, verdad? Y es que lo de Ira, Georgia y James es escandaloso, se pasan de abusones. Esta vez, además, como queriéndose desquitar del intimismo de su última gira, The Freewheeling Yo La Tengo Show, empezaron con diez minutos de ruido para luego dar paso a los grandes hits. Picotearon un poco de lo más granado de su discografía, con mención especial para Mr. Tough y Tom Courtenay, simplemente porque son mis favoritas y seguro que usted hubiese escogido otras, porque con Yo La Tengo todas valen, todas son buenas. Además, nos regalaron uno de los pocos bises del festival con Sugarcube. En fin, qué más se puede decir. Amor eterno. (Joan Carles Macarro)
Phoenix (Escenario Rockdelux, 23.30 h)
La primera y cantadísima decepción del festival. Siendo sinceros, cuando se desveló el cartel de esta edición pensé: ¿qué hacen estos aquí? Y es que los franceses dejaron patente que lo suyo debería haber sido flor de una primavera, y nunca mejor dicho. Empezaron el concierto con su artillería pesada Distance call y 1901, hits instantáneos que se desvanecieron conforme presentaban su nuevo disco Wolfgang Amadeus Phoenix. Aburridos, previsibles y demasiado glamourosos para mi gusto. Siendo malos diremos que lo mejor que ha hecho Thomas Mars es camelarse a la buena de Sofia Coppola. (Joan Carles Macarro)
My Bloody Valentine (Escenario Estrella Damm, 00.20 h)
Este año, al recoger la pulsera para entrar al recinto del Fòrum, la organización repartía también tapones a los asistentes. Al parecer la normativa obliga a esta medida cuando en un evento se supera el límite de decibelios establecido. Tengo que reconocer que, personalmente, no acabo de entender muy bien todo esto; y es que, llevándolo al extremo, sería como si te dieran un parche en el cine cuando vas a ver una peli de miedo. Sea como fuere, no fueron pocos los que utilizaron los tapones cuando Kevin Sheilds y los suyos salieron al escenario. Dieciocho años han pasado desde la publicación de esa obra maestra llamada Loveless y la expectación era máxima para comprobar si eso del shoegazing era realmente excitante o sólo un cuento más. Según con quien hablen les dirán que si esto o aquello, pero si quieren creer a un servidor, el concierto de My Bloody Valentine fue el mejor del PS 09. Y la razón hay que buscarla en que fue más que un concierto, fue otra cosa, una experiencia sonora y física. My Bloody Valentine te llevan al límite con un ruido que golpea y que emociona por su belleza. Ver como más de un modernillo de postal se retiraba con el rabo entre las piernas tapándose los oídos durante la interminable You made me realise no tiene precio. Memorables. (Joan Carles Macarro)
Aphex Twin (Escenario Rockdelux, 01.35 h)
Después de la excitación vivida en los conciertos de Yo La Tengo y My Bloody Valentine, me disponía a disfrutar de la imaginaria electrónica de Aphex Twin. El suelo se abrió bajo mis pies al descubrir el panorama: Richard D. James detrás de los platos y ofreciendo una sesión más propia de Ibiza que de un festival como el Primavera Sound, y ni rastro de la experimentación que se le presupone al enfant terrible de la electrónica. Así que visto lo visto, no le di ni un segundo más y finalicé mi primera jornada en el festival. (Joan Carles Macarro)
VIERNES 29 DE MAYO
Vivian Girls (Escenario Pitchfork, 19.30 h)
El trío de Brooklyn se presentaba con uno de los debuts de la temporada bajo el brazo, dispuestas a demostrar que lo suyo era algo más que un hype y que venían dispuestas a quedarse en esto del rock n’ roll. Para ello desplegaron su punk-pop enérgico y buenrollista de canciones breves y contundentes y, aunque en directo pierdan su toque lo-fi, consiguieron despegar y brillar a un alto nivel. Con repetidos vítores al Barça del triplete y a Catalunya, trataban de ganarse al público que, aunque no en su mayoría, acabó rindiéndose a los pies de las, por el momento, dignas herederas de Sleater-Kinney. El fin de fiesta y los intercambios de instrumentos no hicieron más que evidenciar sus ganas de gustar. (Joan Carles Macarro)
The Pains of Being Pure at Heart (Escenario Pitchfork, 21 h)
Después de las Vivian Girls, y exactamente en el mismo escenario, aparecían la otra sensación de la temporada dispuestos a jugar sus cartas. A diferencia de las tres chicas, éstos se mostraron mucho más serios sobre el escenario y sí que les faltó algo de ganas y desparpajo durante su show. No es que fuera un mal concierto, todo lo contrario, pero si hubieran puesto un poco más de su parte, hubiera sido algo memorable. Y es que canciones como Come saturday o Young adult friction le salvan la tarde, por no decir la vida, a cualquiera. Sí, ya sé que son sólo revival de la época dorada del C-86 y está más que claro que no inventan nada nuevo pero, ¿realmente alguien piensa que queda algo por inventar? Sea como sea, yo y unos (muchos) cuantos más, nos dejamos llenar de felicidad. (Joan Carles Macarro)
My Bloody Valentine (Escenario Auditori, 21.45 h)
Pese a que las ganas y expectativas de ver a My Bloody Valentine se disiparon mayormente el día anterior en el escenario Estrella Damm, a un servidor -y a unos miles también- le picó mucho la curiosidad de saber cómo podía sonar el torrente sangriento en un recinto cerrado y de la calidad auditiva como es el Auditori. Como se comentaba anteriormente, el hecho curioso del reparto de tapones para los oídos coincidiendo con la llegada del grupo inglés hacía presagiar una estruendosa actuación, y vaya si lo fue. No sólo fue el concierto más atronador visto jamás por un servidor, sino también por la gran mayoría de los asistentes, me atrevo a adivinar. La última canción llegó a unos 15 minutos de una distorsión que sólo Kevin Shields es capaz de fabricar, por supuesto a base de unos cuantos pedales, pero que provocaron en el asistente un hipnotismo nada frecuente ante tantos decibelios derrochados y concentrados en el recinto. Por supuesto, la mayoría del repertorio fue Loveless, pero también hubo guiños a Isn’t anything. Aunque lo más importante en este caso no es ni siquiera el repertorio, sino la violenta experiencia sonora que nos dejó atrapados a más de uno en el sillón del Auditori. (Samuel Benito)
The Sunn O))) (Escenario APT, 22.30 h)
Para uno al que esto del drone no le acaba de entrar mucho, asistir a un concierto de The Sunn O))) es toda una experiencia religiosa, nunca mejor dicho. Y es que no podía salir de mi asombro cuando Stephen O’Malley se comunicaba con el público que se amontonaba en las primeras filas, simplemente levantando las manos, en una especie de lenguaje sólo apto para miembros de la secta. Envueltos en un constante humo, disfrazados con sus túnicas y con ese sonido hipnótico salido del mismísimo infierno, te daba la sensación de que estaban a punto de sacrificar a una virgen. Seguramente no vuelva a verlos nunca más, pero he de decir que me entretuvieron un rato, poco, pero un rato. (Joan Carles Macarro)
Jarvis Cocker (Escenario Estrella Damm, 23.55 h)
Sé que no soy el único que, aunque le hayan dicho que no un millón de veces, siempre espera que Jarvis nos regale un tema de Pulp, y supongo que es por eso por lo que no acabo de disfrutar al 100% de sus directos. A pesar de nostalgias, Jarvis vino a presentar su reciente Further complications, producido por Steve Albini, y que muestra el lado más rockero del frontman que, desde el primer segundo, desplegó toda la energía y magnetismo que le caracterizan con sus bailes imposibles. Del repertorio, para elegir una de cada disco, me quedaría con las inmejorables Angela y Black Magic como muestra de que los años sí pasan para este gentleman afincado en París. (Joan Carles Macarro)
Dan Deacon Ensemble (Escenario Pitchfork, 01.00 h)
El concierto de Dan Deacon iba trayendo cierta cola unas semanas antes del festival; cierta expectación ante la sapiencia de un público cada vez más informado y cercano a los artistas venideros al Primavera Sound. Y es que la maquinaria del curioso neoyorquino podrá parecer friki a más no poder, o demasiado extravagante, pero ver a este hombre en directo junto con una agrupación ex profeso para la ocasión (tres baterías, tres teclados, hasta unos quince “amigos”), exhibiendo esa indie-electrónica hiperactiva, llena de ritmo alocado pero totalmente contagiosa, supuso el acontecimiento más enérgico, divertido y fogoso del día, y posiblemente del Primavera. Toda una lección de buena música y entretenimiento difundida por un marciano convertido en mesías. (Samuel Benito)
Shellac (Escenario ATP, 01.30 h)
Aunque a muchos cueste de creer, ésta supuso mi primera vez frente a Steve Albini, personaje que tenía en un pedestal por sus producciones y que por coincidencia con otros conciertos y otras excusas sin sentido, no había podido ver en ocasiones pasadas. Lo que me encontré en el abarrotado ATP, donde nos costó Dios y ayuda llegar a una buena posición, fue a un Albini a la guitarra, Weston al bajo y Trainer a la batería, formando un trío de noise tal y como debería aparecer en las enciclopedias de la música, confirmando que éste sería el Primavera de las guitarras y del noise. Así que ya lo saben, si nunca los han visto, no sean tan tontos como yo y corran cuando llegue a su ciudad; y si ya los han visto, pueden señalarme por la calle mientras se carcajean de mí, que me lo merezco. (Joan Carles Macarro)
Bloc Party (Escenario Estrella Damm, 02.15 h)
Que Silent alarm sea, seguramente, uno de los mejores discos de esta década que ya se acaba, es algo que poco podrán discutir. Y que los dos discos siguientes de la banda, A weekend in the city e Intimacy, sirven para poco más que para calzar alguna mesa coja, tampoco. Y lo mejor de todo es que ellos también lo saben, y eso se nota en sus conciertos. De acuerdo que sus canciones (muy) menores ganan en directo, pero cuando llega el momento de tocar Banquet, Helicopter o Like eating glass parece otro concierto, el público enloquece y ellos se crecen. Nunca podré entender por qué Kele Okereke y los suyos dejaron las guitarras afiladas de su debut para hacer inventos con la electrónica, así que esperemos que algún día vuelvan al camino por el que empezaron, mientras nos preguntamos hasta cuándo puede vivir una banda de un solo disco. ¡Ah! Mención especial para su baterista, Matt Tong: este tipo no es de este planeta. (Joan Carles Macarro)
SÁBADO 30 DE MAYO
Kitty, Daisy & Lewis (Escenario Ray Ban-Vice, 19 h)
Lo de esta familia es realmente increíble; los ves en el escenario y es como si el amigo Marty McFly hubiera vuelto a las andadas, se hubiera encontrado a los Durham haciendo autoestop en los años 40 y 50, y se los hubiera traído hasta nuestros días. Acompañados por su padre -a la guitarra- y por su madre –ex-batería de los míticos Raincoats–, dieron una clase de rock and roll del de toda la vida. Podríamos considerar más o menos normal que uno a su edad se vuelva freak y le dé por escuchar vinilos de 78 rpm de rockabilly, pero de ahí a convertirse en multiinstrumentista de alto nivel hay un trecho. Y es que estos chicos lo tocan todo: guitarra, acordeón armónica, trombón… y con solvencia. Empezaron Kitty y Daisy a capella, para dar paso al resto de la familia Durham y hacernos bailar como si estuviéramos en el Memphis de Elvis Presley. (Joan Carles Macarro)
The Jayhawks (Escenario Estrella Damm, 19 h)
El año pasado, Mark Olson y Gary Louris decidieron juntarse para pasear nuevamente el nombre de los Jayhawks por algunos escenarios. La esperada reunión recaló en ciudades como Vitoria (Azkena Rock Festival 08) y Sevilla (Territorios) antes de llegar al Primavera Sound. El quinteto se mostró agradecido y sonriente mientras muchos de los asistentes, para qué negarlo, esperaba con impaciencia la aparición de Neil Young. El grueso del setlist tuvo como protagonista a Tomorrow the green grass, tal vez su obra más reconocida, dejando de lado momentos muy recomendables del pasado más cercano (¡ya podía haber caído algo del Rainy day music!). Pese a la notable interpretación y la alegría que supone escuchar a esta gente en directo, salimos con la sensación de que faltó algo. Y es que algunos de los bostezos que se escaparon en la audiencia, incluidos el mío, no parecían estar producidos por la falta de sueño. Faltó más garra y emoción. Esperábamos un pelín más. (Francisco José Fernández)
Herman Düne (Escenario Rockdelux, 20.15 h)
Estamos de acuerdo en que desde que André abandonó a su hermano para asentarse en Berlín y probar suerte por su parte, Herman Düne no es lo mismo. El concierto de este Primavera fue correcto, pero no llego a entusiasmar. Hitazos de la vida como I wish I could see you soon y My home is nowhere without you son de los que te hacen sonreír, pero que David-Ivar no conseguía captar toda la atención necesaria quedó patente cuando una parte importante del público estaba más pendiente de un niño bailongo que del concierto, y las canciones más tranquilas se perdían entre la agitación del público que ya esperaba al maestro Young. Todo esto hizo que lo tuviera claro: mejor en las distancias cortas. (Joan Carles Macarro)
Neil Young (Escenario Estrella Damm, 21.15 h)
El canadiense desembarcaba en el escenario Estrella Damm toda su fuerza, actitud y motivación, toda una lección de rock and roll. Neil Young entraba en el selecto club de los grandes que han pasado por las ediciones del Primavera Sound. Deseado por varios festivales y con horario reservado (no tuvo ningún solapamiento), pudo desplegar su sabiduría encima del escenario. Al final, esas dos horas reservadas para su concierto fueron sólo rellenadas por hora y media. Tiempo suficiente para ir desmelenando temas de su brillante carrera. Cayeron varios clásicos como Mansion on the hill, Hey, hey, my, my (Out of the blue), Everybody knows this is nowhere y Cinnamon girl, y hasta hubo tiempo para un Rockin’ in the free world para cerrar con la versión de A day in the life de The Beatles. Hacía 22 años que Neil Young no pisaba Barcelona, así que, en definitiva, fueron 90 minutos de puro placer auditivo. (Sergi Serrano)
Deerhunter (Escenario Rockdelux, 23.50 h)
Que el año pasado fue el de Deerhunter quedó claro cuando Bradford Cox apareció como uno de los personajes más importantes en las listas anuales de Rockdelux y su disco Microcastle se colocaba en el top ten de los discos del año de las publicaciones más influyentes de todo el planeta. Por todo esto estaba escrito que el enfermo del síndrome de Marfan más famoso del indie repetiría este año en el Primavera y nos daría un concierto emocionante y precioso. Y es que ya nadie puede poner en duda que Agoraphobia es una de las favoritas de la vida para todos los que aprecian ese giro más pop del grupo, dejando atrás el sonido de sus primeros discos. (Joan Carles Macarro)
Gang Gang Dance (Escenario ATP, 01.00 h)
La música de Gang Gang Dance tras su último disco, Saint Dymphna, ha sufrido un cambio relativo que provocaba nuestra total ignorancia sobre cómo iba a ser el directo de los neoyorquinos en el Primavera, sobre todo después de su pasada actuación en el año 2006 con su anterior disco, God’s money, bajo el brazo.
Las capas electrónicas, el shoegaze y la orientación hacia músicas más allá de las anglosajonas encajaron a la perfección en un set que destacó por su sonido casi idéntico al disco, destacando por supuesto la coreada House jam –single remezclado por Hot Chip– o la enérgica First communion. La variedad estilística del último disco, junto con sus ritmos tribales habituales, encajó a la perfección en su versión en directo, dejando anonadado a más de uno, sobre todo a los que desconocían a la formación neoyorquina. Esperemos que no tarden mucho en volver. (Samuel Benito)
Sonic Youth (Escenario Estrella Damm, 01.00 h)
Por enésima vez, Sonic Youth volvieron al Primavera Sound, pero esta vez sin excusas raras como tocar todo el Daydream Nation sino con disco nuevo -¡y qué disco!- bajo el brazo. Esta vez, a los ya míticos Thurston Moore, Lee Ranaldo, Steve Shelley y Kim Gordon se les sumó al bajo Mark Ibold de los Pavement –otro de los grupos de los que esperamos reunión en próximas ediciones–. Con una Kim cada vez más en el papel de frontwoman, volvieron a hacer de las suyas y dejaron clarísimo que nadie nunca les podrá hacer sombra tanto en calidad como en integridad musical. Para mi recuerdo personal me guardo el Bull in the heather de los bises, canción que un amigo me grabó en una cinta de «varios» cuando sólo tenía 14 añitos y que supuso mi descubrimiento de los de NYC. Y es que para muchos Sonic Youth son la banda sonora de toda nuestra vida. (Joan Carles Macarro)
Black Lips (Escenario Ray Ban-Vice, 03.00 h)
Si programas a los Black Lips a las tres de la madrugada corres el riesgo de que se te presenten con una torta mayor que la del público a esas horas. Pero como a ciertas horas todos los gatos son pardos y era el último día, lo que queríamos la mayoría era una buena dosis de energía garajera para gritar levantado nuestros brebajes y mover el esqueleto hasta quemar las últimas fuerzas que nos quedaban. Y eso, precisamente eso, fue lo que nos dieron los macarras-modernillos por excelencia. Una dosis de descaro y juerga que llevaron a su máximo esplendor con los ya himnos beodos Bad kids y Katrina. Para resumir y como diría ese animal televisivo llamado Pocholo: ¡Fiesta! (Joan Carles Macarro)
Fotos de Inma Varandela.
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