Goodbye, killer, el primer álbum de la banda de Joe Pernice desde Live a little (2006), no decepcionará a sus incondicionales. Quince años de carrera y siete discos son referencia suficiente para acreditar su solvencia. Después de escribir un libro de gran éxito, con banda sonora incluida, Joe Pernice y su hermano Bob, junto a James Walbourne (The Pretenders) y Ric Menck (Velvet Crush) se encerraron en un ático de Boston para grabar este nuevo trabajo. Este período de impasse de dos años ha sido realmente fructífero, puesto que la banda ha acometido con avidez un disco más heterogéneo de lo que solía ser su línea en los últimos años, ya que parte del power pop para hundirse en las raíces del alt-country y el folk rock.
En ese sentido tenía explicación la frase que aparecía a principios de año en la web oficial de la banda como anuncio de lo que iba a ser el nuevo álbum: “no suena como un disco en solitario de Joe Pernice, tampoco suena como un disco de Pernice Brothers”. Con la apertura de la brillante Bechamel, pasando por Something for you o Fucking flowers, podremos disfrutar de otro disco de una formación que, si bien no sorprende, si disfrutas con el buen pop tampoco te dejará insatisfecho.
