Paul Weller repite fórmula en Wake up the nation, su nuevo trabajo desde el reciente 22 dreams (2008): un largo número de canciones, hasta 16, de las cuales solo una supera los cuatro minutos. «The Modfather» tiene una capacidad asombrosa para explorar todos los vericuetos sonoros que haga falta para no aburrir al personal y al mismo tiempo lograr salir airoso de todos ellos sin despeinarse. Esa versatilidad tiene su origen, sencillamente, en su ya reconocida experiencia, por lo que se puede permitir volver a sus orígenes -en otro tiempo denostados- y devolvernos a The Jam empapados de Roxy Music (Wake up the nation, Up the dosage), con la novedosa participación de su compañero en la banda, el bajista Bruce Foxton (Fast car/slow traffic), o el mismo Kevin Shields de My Bloody Valentine (7&3 is the strikers name). También es capaz de evocar a Phil Spector (No tears to cry) y adentrarse en el soul más sedoso, el terreno en el que mejor se ha movido en los últimos tiempos (Aim high). Justo treinta años son los que han transcurrido desde su número uno con The Jam, Going underground, y aún sigue creando buenos discos. No todos pueden decir lo mismo.
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