PAL (Madrid, 09-07-2004)
La discográfica Limbo Starr no cesa de crecer a ritmo continuado, y a su variada nómina de artistas añadió recientemente a PAL, banda integrada por Carlos (guitarra y voz), Alberto (bajo), Pablo (guitarra y teclados) y Quique (batería), que presentaban su primer disco Factores que afectan al equilibrio. Como telonero actuó Remate, también promocionando su fichaje por el sello madrileño, con el que firmará Ballads don’t change things, que estará en la calle en otoño. Remate buceó en su repertorio, primero con la armónica y la slide guitar, y finalmente con el piano, pero lamentablemente el ambiente no era lo suficientemente recogido como para disfrutar de su colección de melodías con influencias de rock clásico y jazz. Por un lado la iluminación era absolutamente excesiva, y por otro los espectadores no pararon de charlar durante toda su actuación.
Sin embargo PAL comenzaron silenciando al numeroso público reunido en la sala del barrio de Malasaña con la hipnótica Limbo, muy propia teniendo en cuenta cuál es su discográfica. Sin pausa previa irrumpió la fantástica batería de Carne radioactiva, que no dio un respiro a los momentos de rock salvaje que se apoyan en ella. A partir de aquí las letras se desdibujaron, y Despierta no convenció tanto como sus predecesoras, aunque su final acelerado daba pie a dejarse llevar. El grupo afinó sus instrumentos y demostraron que no se conforman con este primer álbum tocando Punk T.V., tema inédito que tal vez forme parte del próximo trabajo de la banda, que piensa entrar de nuevo en el estudio en invierno.
Sorprendieron a continuación con Púlsar, una nana en su forma -que no en su fondo- que alternó momentos en los que la intensidad musical alcanzó cotas notables. Todos nos mostramos absolutamente convencidos de la calidad de lo que estábamos presenciando a medida que se desarrolló la instrumental Moskito. Tras regalarse una breve pausa, el concierto se envolvió en ciertos aires de épica con Nuevos bucles, que fueron contrarrestados por Molécula, cuya curiosa letra viene acompañada de unos ritmos absolutamente pegadizos. El aire se llenó con sus infecciosas guitarras y perturbaciones sonoras, a las que añadieron la bocina de un megáfono que a ratos se usó para cantar.
Hubo más muestras de cómo quieren seguir explorando la fuerza característica de su sonido en Dios Oppenheimer, otro tema que no se encuentra en su disco debut. La canción que cierra el mismo, Un día después del eclipse, supuso el brillante colofón a una noche que nos descubrió un grupo que tiene que dar mucho que hablar en la escena alternativa nacional. La carga sexual de esta pieza, su fascinante desarrollo, envolvió a los presentes hasta explotar con terrible vigor en un final absolutamente desbocado, en el que hasta los platos de la batería de Kike acabaron por los suelos. En otoño PAL tienen planeado dar una gira más extensa, una excelente oportunidad de disfrutar de una de las sorpresas más agradables de este año.
Texto: Miguel González
Fotos: Andrés Cabanes