La cantante americana Nicole Atkins fue uno de los grandes fichajes del sello Columbia en el año 2007. Lo cierto es que, tras escuchar sus maquetas, Atkins había recibido jugosas ofertas de sellos importantes, incluido Roadrunner Records. Su primer álbum, Neptune City, junto a su propia banda The Sea, contó en general con buenas críticas por parte de los medos -su canción principal, The way it is, estuvo entre las veinte canciones de ese año en AltaFidelidad.org-, pero no logró un seguimiento mayoritario del público.
Ahora, en Razor & Tie -según ella, Columbia le pedía que fuera más comercial-, publica Mondo amore, un segundo trabajo donde continúa impresa la influencia de los primeros discos de Scott Walker -hizo una versión de The seventh seal para su disco de homenaje-, las películas de David Lynch y especialmente su admirado Angelo Badalamenti (You were the devil), con una voz que no esconde sus querencias por Chrissie Hynde, Patsy Cline o Jeff Buckley, y que nuevamente sobresale en sus momentos más sosegados como War is hell. El disco, que ella básicamente ha descrito como “noir pop” y en el que cuenta con una banda de acompañamiento totalmente nueva, parece alejarse un tanto de la recargada producción de su debut, a lo que ha contribuido la diestra labor del productor Phil Palazzolo.
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