La serie de seis episodios que estrena Disney+ presenta exámenes íntimos y reveladores de la historia musical de dos leyendas vivientes, Paul McCartney y el superproductor Rick Rubin.
Nacida de una conversación entre Rubin y su colega productor ejecutivo Jeff Pollack sobre la entrevista de sus sueños más deseada, la docuserie de seis episodios fue filmada durante la pandemia el verano pasado en un plató íntimamente iluminado con poco más que unos pocos instrumentos y una mesa de mezclas de productor. En la serie, Paul McCartney se sienta en una reunión inusual y profunda con el legendario productor para hablar sobre su innovador trabajo con The Beatles, el emblemático rock de los 70 de Wings y sus más de 50 años como solista.
En esta serie de seis episodios- el director Zachary Heinzerling, nominado a un Oscar por su documental Cutie and the Boxer, los filmó todos en blanco y negro -que explora la música y la creatividad de una manera única y reveladora, Paul y Rick conversan de una forma íntima sobre la composición, las influencias y las relaciones personales que informaron las canciones icónicas que han servido como bandas sonoras de nuestras vidas. Allí, Rubin, tras obtener las cintas maestras originales de Abbey Road Studios, interpreta a McCartney algunas de sus canciones favoritas y sus preguntas conducen a alegres revelaciones. McCartney y Rubin revisan aproximadamente tres docenas de canciones del primer cuarto de siglo del catálogo de McCartney, no necesariamente de forma ordenada, que van desde sus primeros bocetos hasta los clásicos de los Beatles y un par de canciones de McCartney II. El set fue diseñado para parecerse a un estudio, con un bajo, un piano y una guitarra acústica dispuestos para que Paul pudiera tocar a su antojo. Durante las conversaciones, McCartney comparte, y ahí es donde se añade la parte más interesante de la serie, anécdotas sobre John Lennon, George Harrison y Ringo Starr, así como Brian Epstein, el manager del grupo y George Martin, su productor de toda la vida, además de Linda McCartney, Eric Clapton, Billy Preston, Little Richard, el guitarrista de Wings Denny Laine, etc. Estamos hablando de las canciones de, probablemente, la banda más popular de todos los tiempos. Y con todo ¿es un documental sólo para adeptos?
Para Rolling Stone «[McCartney] hace desvíos ocasionales (pero bienvenidos) en sus años como solista y Wings, usando fotos de archivo y filmaciones. Rubin, en su modo Yoda descalzo, entiende totalmente que su trabajo aquí es simplemente escuchar y decir «Wow». Son solo tres horas de conversación, que se extienden a lo largo de seis episodios, pero pasa volando. Este es Paul en su forma más encantadora». Según CNN «todo el montaje funciona en parte porque está estructurado más como una conversación que como una entrevista, que a veces descompone la música en sus bloques de construcción fundamentales». Para Decider «inserta aquí tu título favorito de los Beatles o McCartney; el punto es que 3, 2, 1 te cautivará…. McCartney 3, 2, 1 está imbuido de una vibración relajada de conversación de salón que contradice la seriedad de los recuerdos y las percepciones del estudio de grabación que McCartney aporta.3, 2, 1 es fascinante». Según Variety «hay una aleatoriedad casi completa en la serie que es algo refrescante, sin ritmos para establecer dónde se encontraban los Beatles en su carrera (…) Lo bueno es que, incluso si eres una persona joven que aún no ha escuchado cómo la invasión británica revolucionó la cultura, es probable que respondas a Rubin sacando una parte de bajo o guitarra realmente extraña y preguntando: ¿Cómo diablos hiciste eso?«. Para Indiewire «uno de los mayores trucos de magia del programa es ser accesible para todos los niveles de fans de los Beatles. Aquellos con una familiaridad pasajera con cualquier cosa más allá de Hey Jude pueden aferrarse a la charla más granular de McCartney y Rubin sobre los instintos musicales y la construcción de canciones».
