Manic Street Preachers- Send away the tigers
Generalmente los himnos de los artistas suelen ser canciones que –ni se sabe por qué- se han convertido en bandera de las formaciones sin ser necesariamente las mejores de su carrera. Ahí tenemos el Wonderwall de Oasis y el If you tolerate this your children will be next de los Manic. No habría suficientes mecheros para poder corear esta canción en los conciertos de la banda.
Desde entonces la formación galesa ha intentado deshacerse de la pesadilla de tener que repetir el éxito que marcó aquel hit, aunque no con demasiado acierto. Know your enemy (Virgin, 2001) no resultó demasiado aplaudido por crítica y público, pero es que su sucesor, Lifeblood (Sony, 2004), entró al puesto trece en las listas británicas y después fue cuesta abajo. Tampoco es que la prensa lo tuviese en gran estima.
Parece que, llegada la crisis, en ese difícil cruce de caminos que le hace a uno optar, bien por mirar atrás y volver a los orígenes (es decir, Sex Pistols, The Clash, todo lo que representaba su debut Generation terrorists de 1992 para Columbia Records), o continuar la senda marcada por lo que mejor ha funcionado (This is my truth, tell me yours, 1996 en Virgin), creando nuevos himnos para el baño de las masas -como unos nuevos Queen que quisieran pasar a la historia- Manic Street Preachers se han quedado a medio camino -no se fíen de las hojas de promoción- y más bien han optado por la segunda vía -más segura, eso sí-. Quien quiera huir de la épica que prescinda de hacerse con el álbum porque, para bien o para mal, el grupo ha hecho -o ha intentado hacer- casi un himno para cada estación del año (Autumnsong, Indian Summer, Winterlovers). No por nada Indian Summer tiene el mismo ritmo que If you tolerate…, y el tiempo dirá si se hace tan cargante como lo fue su predecesor.
Uno, personalmente, disfruta más de los temas que se salen de esta línea, más cercanos a los Manic de Stay beautiful o You love us, como son Underdog y Rendition (no busquéis mucho más). Si a esto le añadimos un correcto single, acompañados de la dulce voz de Nina Persson de The Cardigans, lo suficientemente pop y comercial para incrustarse en las listas, obtenemos un álbum digno para contentar (menos) a los admiradores de los primeros discos de la formación y (más) a sus seguidores más acérrimos, lo cual no es correr demasiados riesgos, si es que ésta fuera alguna vez la intención del grupo.