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Maga – Maga

Con el E.P. Bidimensional (2001) Maga se dieron a conocer a lo grande, destilando calidad en cada una de las cuatro canciones que lo componían. Su primer largo, de título homónimo al de la banda y editado en el 2002, confirmó que no eran flor de un día. Las críticas positivas llovieron de todas partes y con razón, pues no es fácil encontrar grupos que canten en español con tanta personalidad. Por lo tanto no es de extrañar semejante revuelo alrededor de su nuevo disco, también de título homónimo (tal y como dicen ellos: «las personas cambian, pero conservan el mismo nombre»).

Desde el primer momento detectamos que todos los elementos característicos de la música del grupo formado por Miguel (voz, guitarra, teclados y programación), David (batería) y Javier (bajo) siguen ahí. Letras que en lugar de ser argumentativas nos transportan a su particular universo onírico plagado de referencias literarias, sobre todo de literatura suramericana y realismo mágico. Un espectro de intensidades que camina por todos los estados de ánimo, gracias a unas programaciones electrónicas trabajadas hasta la extenuación, que aquí nos llevan a oír incluso una fregona y una maza sonando como un bombo, o camisetas rozando, bolígrafos… Pliegues y más pliegues en su música que hacen que nuevos matices broten de cada escucha como por arte de birlibirloque.

Astrolabios abre fuego con su ritmo sincopado, y deslumbra y se revela inmediatamente como uno de los mejores temas de este año, haciendo pensar que hubiese sido un fantástico primer single. Pero el elegido para ir dando a conocer el nuevo álbum fue Un lugar encendido, bello y sutil tema que se ve beneficiado de los coros de Paula Padilla, del grupo Solina. Con una intensidad sobrenatural, Blanco sobre blanco se va desarrollando hasta llegar al espeluznante clímax final. Táctica en la sombra se desliza entre sonidos de flautas, explorando los límites de la tensión que nunca estalla. La sorprendente Azul cabeza abajo acompaña únicamente con un quinteto de cuerda la voz de Miguel, que es capaz de hacer heroica hasta la letra más naïf.

En un continuo vaivén, Catálogo de esferas nos trae el espíritu más guitarrero de Maga, que en cualquier caso siempre se mantiene alejado del rock más convencional. Pero la aparentemente sencilla Elka nos acuna de nuevo con su delicada instrumentación. Sin dejar un respiro, Crujidos de reloj da otro giro con sus enigmáticas imágenes y su final in crescendo acompañado por un inquietante sonido sintético. Siguiendo esa estela, El ojo espejo, se convierte en un compendio de lo que es Maga, con todas esas subidas y bajadas y esas fotografías líricas. Tras un minuto de silencio, Sin manos, un tema de reminiscencias jazzísticas con una sección de metal, cierra el álbum dejando tras de sí un poso melancólico.

Maga nos regalan un nuevo álbum sobresaliente, que no sólo satisface plenamente las expectativas creadas, sino que confirma al trío andaluz como una de las más firmes figuras del panorama alternativo español. Cuando se hacen apuestas tan elevadas sobre el riesgo y la calidad, lo único que nos queda es aplaudir y deleitarnos con el que es ya uno de los discos del año. Y mientras tanto podemos disfrutar sin cortapisas de su mundo en directo.

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