Lucinda Williams – Blessed
Para este décimo álbum, Blessed, la estadounidense Lucinda Williams ha decidido dar un giro a su oscuro dramatismo y a sus habituales letras autobiográficas sobre corazones rotos, para mirar hacia otros horizontes más amplios (Soldier’s song). La cantante sigue en esa oscilación, que maneja con destreza, entre las incursiones en terrenos más mainstream y el rock y country más ásperos, que ya mostraba en canciones tan apetecibles como Honey bee, de su anterior Little honey (2008).
En esta nueva obra son especialmente emotivos los homenajes que dedica a su fallecido manager (Copenhagen) y, sobre todo, a su amigo Vic Chesnutt, quien a su vez le había dedicado una canción en su álbum West of Rome de 1991. En Seeing black, Williams le pregunta: “¿En qué momento decidiste no decirme que habías cambiado de opinión?; ¿cómo pude haber estado tan ciega, no haber adivinado que cambiarías de opinión?”, ayudada por la guitarra de Elvis Costello, que termina expresando lo que las palabras no pueden contar. Chesnutt parece también asomar en otras de las composiciones del álbum (Awakening), dentro de una oscuridad apaciguada con el cierre de Kiss like your kiss, nominada el pasado año al Grammy como mejor canción para película o serie.
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