Lovely Luna – Las cosas que nadie debe ver
Tras cuatro años de inactividad, el dúo gallego Lovely Luna saca su segundo largo. Mucho ha llovido en este tiempo y las carreras de Xoel López (Deluxe) y Félix Arias (Guru Deva) han discurrido por sendas diferentes, aunque su amistad ha perdurado por encima de todo y gracias a ello firman ahora este disco. El primero fue una edición limitada de 500 vinilos en un pequeño sello catalán -Guerssen Records- con todos lo temas cantados en inglés. Este segundo, Las cosas que nadie debe ver (Mushroom Pillow, 2004), ha sido editado en CD, con el respaldo de una de las discográficas independientes con más repercusión, y todas sus canciones están compuestas en español.
Nos encontramos ante un trabajo bastante inusual, en formato acústico, en el que las melodías y las voces juegan un papel imprescindible para resaltar los versos que constituyen cada una de las canciones. Y es que precisamente Las cosas que nadie debe ver está formado por canciones a secas, con el toque de atemporalidad y sinceridad que les suele faltar a la mayoría de los álbums que hoy se publican. Además, el disco cuenta con una serie de colaboradores que aportan diferentes matices al mismo: Josele Santiago canta en Si no hay, María Naranjo (Luxury 54) y Eladio Santos (Medusa) hacen diferentes voces en Tirarme y no volar y Madre respectivamente, y Alfa (Le Punk) canta al final de Gigante con pies de barro.
Precisamente en el final de Gigantes con pies de barro, se bromea con una de las bandas que en el pasado hicieron algo parecido a lo que ahora nos ofrecen Lovely Luna: Cánovas, Adolfo, Rodrigo y Guzmán. En cortes como éste o como Camandulear encontramos la vertiente más gamberra del grupo, expresada como una suerte de pop teatral en la que el sentido del humor predomina por encima de la melancolía o la seriedad del resto de las composiciones. En el lado opuesto tenemos temas mucho más profundos como Sola, Madre o El sol se despierta temprano; todos ellos consiguen calar hasta lo más recóndito del oyente con una facilidad sorprendente.
Probablemente la mejor canción del disco es aquella que lo inicia: Yo ya te conozco, en la que el otro yo que todos tenemos dentro aflora mediante un bello juego de guitarras, piano y voz. Aunque aquella que da nombre al disco, Las cosas que nadie debe ver, compite seriamente por este honor ya que, pese a su escasa duración, resulta la más sincera, sencilla y directa de todas. En resumidas cuentas, todas y cada una de las piezas que forman este segundo trabajo de Lovely Luna son pequeñas joyas listas para ser disfrutadas en cualquier situación.