Si Los Mercenarios era botox, músculos, mamporros y chascarrillos. Los Mercenarios 2, como era de esperar, nos trae más botox, más músculos, más mamporros y más chascarrillos. Vamos, doble ración de lo mismo. Así que los que a los palomiteros que crecimos con joyas del cine de acción como Rambo, Rocky, Terminator, etc… estamos de enhorabuena. Compramos esta chaladura con sólo ver los grandes nombres del reparto: Stallone, Van Damme, Lundgren, Norris, Willis, Scharzenegger… y el que ha sido el digno sucesor de todos ellos Jason Statham que protagoniza sin duda las mejores escenas de lucha aunque se eche de menos un poco más de protagonismo para el inolvidable Turco de Snacht. Cerdos y Diamantes. Tampoco negaré que tras la gran escena de más de 15 minutos de acción con la que abre la película el asunto tarda en arrancar pero cuando lo hace es un auténtico festival de explosiones, chistes malos, autoparodia y chisposas alusiones a la figura de estos dinosaurios del celuloide –los logros universitarios de Lundgren o la inmortalidad de Chuck Norris sin ir más lejos-.
A todo esto hay que sumarle que tras la cámara está Simon West, todo un experto en esto de la tetosterona desbordada ya que tiene en su currículum destacadas del género como Con Air o Tomb Raider. Pero lo mejor de todo, y es digno de celebración, es que este revienta-taquillas parece que ha relanzado la carrera de Stallone y Scharzenegger ya que tienen dos proyectos interesantes –en el género que os ocupa, por supuesto- pendientes de estreno. Bullet to the Head en el caso del italoamericano y The Last Stand en el de Governator. Además de una nueva colaboración y, como no podía ser de otra manera, la tercera entrega de los asesinos a sueldo que más veces han pasado por el cirugano plástico.
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