Los libros de la semana
Entre los libros más vendidos encontramos en ficción la entrada de La canción de las sombras (Tusquets) de John Connoll y en no ficción ¿Quién domina el mundo? (Ediciones B) de Noam Chomsky. También destacamos dos novedades en bolsillo: la novela de ciencia ficción Guía del autoestopista galáctico (Compactos Anagramas) de Douglas Adams y Vestido de novia (DeBolsillo) de Pierre Lemaitre. En cuanto a las novedades,
Dame tu corazón (Gatopardo ediciones) de Joyce Carol Oates.Traducción de Patricia Antón. La necesidad de amor — obsesiva, autodestructiva, impredecible — nos conduce a lugares prohibidos; así sucede en el mundo escalofriante de Dame tu corazón, esta colección de relatos de la inimitable Joyce Carol Oates. En estas diez magníficas historias nos encontramos con niños que escapan al control de sus padres; cónyuges que se despiertan un día y descubren que apenas se conocen; pasados obsesivos que interfieren en futuros inciertos; y también con la certeza de que aquellos que tenemos más cerca pueden ser quienes nos hagan más daño. Historias sobrecogedoras capaces de despertar nuestras pasiones más profundas. «El miedo en la ficción puede resultar magnífico. Oates no escribe aquí narrativa de terror, pero bien podría estar haciéndolo. Sus relatos destilan esa misma clase de varapalo visceral.» Los Angeles Times.
Los sauces (Hermida) de Algernon Blackwood. Publicado por primera vez en castellano de forma independiente, Los sauces es considerado por la crítica el mejor libro de Blackwood. También lo fue para Lovecraft, quien dijo del autor que nadie se había acercado «a la habilidad, seriedad y minuciosa fidelidad con las que registra las insinuaciones de anormalidad en ciertos objetos y experiencias ordinarios, o a la sobrenatural perspicacia con la que construye, detalle a detalle, las sensaciones y percepciones completas experimentadas en el tránsito de la realidad a la vivencia o la visión preternaturales».
Tras calificarlo de «maestro absoluto e incuestionable de la creación de atmósferas inquietantes», Lovecraft destacó su capacidad para evocar «lo que casi equivale a una historia a partir de un simple fragmento de sobria descripción psicológica» y dijo que entendía mejor que cualquiera de sus colegas de qué manera algunas mentes sensibles «moran permanentemente en la zona fronteriza entre el sueño y la realidad». Traducción: Óscar Mariscal.
Domingo sombrío (Editorial Acantilado) de Alice Zeniter. Generación tras generación, la familia Mándy ha vivido en una casa de madera. Pero lo que un día fue un apartado refugio en medio de los bosques ha terminado convirtiéndose en una choza entre las vías, cerca de la estación de Nyugati, en Budapest, donde los Mándy se ven obligados a recoger la basura que arrojan los viajeros por las ventanillas de los trenes. El joven Imre ha crecido en este rincón, creado en vano por su familia para protegerse de Stalin, contemplando pasar los trenes y soñando con las vidas de las personas que viajan en ellos. Y de ese mundo melancólico intentará escapar en su primera juventud, cuando la caída de la URSS traiga consigo los sex-shops, el consumismo y a Kerstin, una muchacha alemana, encarnación del Occidente libre y de una promesa de felicidad que Imre no está seguro de merecer. Traducción: Juan Díaz de Atauri.
No se desvanece (Alpha Decay) de Jim Dodge. Traducción de Ana Herrera George Gastin se dedica a inyectar dinero en los bolsillos de sus clientes destrozando sus coches para que puedan embolsarse el seguro. Estamos en el San Francisco de finales de los cincuenta, George tiene veintipocos y está enamorado; el jazz anima las noches y las aventuras. Un día George recibe un encargo ligeramente distinto; el coche que tiene que destrozar es un Cadillac blanco, un regalo que nunca llegó a entregarse a alguien que ya no está: Big Bopper, un rockero primigenio muerto en un accidente de avión junto a Buddy Holly y Ritchie Valens. Cuando las cosas en su vida se empiezan a torcer y el estallido de la crisis parece inevitable, George decide darle un giro imprevisto a su última misión: llevar el Cadillac hasta la tumba de Bopper, en pleno Texas, y prenderle fuego en una pira de homenaje.
Trepidante e imaginativa, espídica y celebratoria, tan cómica como profundamente humana, No se desvanece no es sólo una radiografía exacta del pulso de su tiempo, ni un mero despliegue genial de habilidad narrativa pasmosa, ni tampoco una fiesta a cuenta de «la música y las posibilidades del amor humano». Es, por encima de todo, una novela de las mejores: de las que no se desvanecen. «La mejor road novel que jamás se adaptará a la gran pantalla. Easy Rider sin hippies y con una gran profundidad histórica.» The Guardian