Los libros de la semana
En la lista de libros más vendidos ya está en el primer lugar La Templanza (Planeta) de María Dueñas. También encontramos la entrada de El murciélago (Harry Hole I) (Reservoir Books) de Jo Nesbo y en poesía la Obra poética (Galaxia Gutenberg) de Octavio Paz. En bolsillo entra La primera guerra mundial contada para escépticos (Booket) de Juan Eslava Galán.
Hoy es día de luto para la literatura por partida doble. Por un lado ha fallecido el escritor alemán y premio Nobel de Literatura Günter Grass a los 87 años y el escritor uruguayo Eduardo Galeano a los 74. Este último publicaba precisamente esta semana Mujeres (Siglo XXI), libro-antología de los mejores textos del escritor sobre las mujeres; uno de los temas sobre el que más ha incidido este autor uruguayo a lo largo de su amplia y reconocida trayectoria. La selección de los escritos fue realizada en colaboración con el propio autor.
En sus más de 200 páginas, se entrelazan relatos que homenajean la intensidad de personajes femeninos atravesados por el peso de una causa, como Juana de Arco, Rosa Luxemburgo o Rigoberta Menchú, o por su propia hermosura o talento, como Marilyn Monroe, Rita Hayworth o Camille Claudel. También se cuentan las hazañas colectivas de mujeres anónimas –las que lucharon en la Comuna de París, las guerreras de la revolución mexicana– o el recuerdo de santas poco dóciles, como Teresa de Ávila.
Martha (66 Rpm) de Fernando Navarro, que estuvo el viernes pasado tomando el test con nosotros. Una canción suena en el momento de un accidente, la misma canción que sonó años atrás cuando se produjo una despedida. Javi, un periodista que trabaja en una revista, recibe una noticia inesperada: Marta, algo más que su amiga de la adolescencia, se ha estrellado con el coche. A partir de ese momento, la canción de Tom Waits que estaba olvidada vuelve a sonar con la misma fuerza de la primera vez y trae toda la música perdida. En mitad de una época de crisis económica y existencial, Javi rememora sus mejores años en Hoyo de Manzanares, el pueblo donde conoció a aquella chica enigmática, pero también se pregunta por su vida actual. ¿Merece la pena todo lo que le rodea? ¿Es capaz de sentir como antes? ¿Es la persona que había soñado ser? ¿Para qué sirve el rock’n’roll que transformó su mundo? Una canción marca su último recuerdo con Marta, pero también esconde todo un pasado lleno de música. ¿Puede una simple canción cambiar una vida?
Criaturas de un día (Destino). Irvin D. Yalom desgrana en diez relatos la historia de diez de sus pacientes y la terapia que siguieron: una bailarina debe aceptar que sus días en el escenario han acabado; un joven se enfrenta a la pérdida de sus padres; un escritor debe superar su bloqueo creativo; un importante hombre de negocios debe aprender a vivir u na vez jubilado, entre otras. Diez historias de ficción que muestran no sólo los dilemas de sus protagonistas, sino también los del propio Yalom como psicoanalista. Con empatía, humor y una impresionante habilidad narrativa, Criaturas de un día nos habla del miedo, el dolor y la esperanza, y demuestra cómo el proceso depsicoterapia puede iluminar los dilemas humanos más apasionantes.Traducción: Cecilia Pavón.
Tan buenos chicos (Anagrama). En los alrededores de París, el internado de Valvert, conocido como el castillo, acoge a muchachos que son «hijos del azar y de ninguna parte», más o menos abandonados por sus progenitores ricos, arruinados, inestables, cosmopolitas o turbios. Allí, entre partidos de hockey y sesiones de cine que incluyen El hombre vestido de blanco y Pasaporte para Pimlico con un proyector manejado por el joven protagonista, se forjan amistades que el tiempo inevitablemente diluirá.
Muchos años después, ese joven que manejaba el proyector se ha convertido en actor y sigue pensando en los alumnos y profesores del castillo. La memoria se reactivará con algunos encuentros azarosos, como la cena con un viejo profesor en una ciudad de provincias después de una función teatral, el cruce fortuito con un viejo amigo en el Rally Club de París, con otro en el paseo marítimo de una ciudad de vacaciones en la costa atlántica… Pero los recuerdos del internado también incluyen las historias de antiguos alumnos que le contaron al protagonista, como la de aquel al que apodaban Johnny porque se parecía a Johnny Weissmüller y que en el París ocupado mantenía una relación clandestina con una mujer quince años mayor que él mientras se escondía por su condición de judío.
Éste es sólo uno de los muchos personajes fugaces, de las presencias casi fantasmales –como aquella actriz a la que llamaban «la condesa» y su hija Joya– que pueblan esta prodigiosa novela sobre la memoria y el paso del tiempo, sobre los esplendores y miserias del pasado, sobre los destinos de aquellos «buenos chicos» que coincidieron en un internado. Traducción: María Teresa Gallego Urrutia
Un final para Rachel (Nube de tinta) de Jesse Andrews.Greg Gaines tiene diecisiete años, un aspecto que deja mucho que desear y una coraza con la que se protege del mundo. Lo que mejor define su personalidad es una mirada autocrítica y una actitud sarcástica hacia los demás. Su único amigo es Earl Jackson, un chico bastante desabrido, malhablado y con una situación familiar dfícil. Los jóvenes nihilistas comparten una pasión por los videojuegos y, sobre todo, por el cine y dedican gran parte de sus tiempo libre a hacer remakes de su películas favoritas. Todo cambia en la vida de Greg cuando su madre le obliga a visitar a Rachel, una chica con leucemia con la que el muchacho tiene un pasado común.Traducción: Da Costa García. La adaptación a la gran pantalla de Un final para Rachel (Me and Earl and the Dying Girl), dirigida por Alfonso Gomez-Rejón, fue ganadora a mejor película y premio del Jurado en la última edición del festival de Sundance.