Lori Meyers + Amarillo (Madrid, 12-11-2004)
Para abrir boca se presentaban en el local madrileño Amarillo. Esta joven formación -ninguno de sus miembros nació antes del 81- traía bajo el brazo su debut, Piruetas en el aire, cuya característica frescura fue bien trasladada al directo. Frente a un público considerable, en el que numerosos amigos de la banda se hicieron notar positivamente, comenzaron a sonar los primeros acordes de Aurora. Con La historia interminable y Cecidecide dejaron claro que tienen las ideas claras, y saben desenvolverse con soltura por composiciones sin complejos de letras muy cuidadas. Las voces de los guitarristas Jaime Torres y Manu Gutiérrez, sin tener una calidad abrumadora, se complementaron muy correctamente, apoyadas por los coros de la batería Cati Bestard.
Tras la divertida El conquistador, Moda tal vez pecó de convencional, por lo que se agradeció el cambio de rumbo con un sencillo pero efectivo teclado como marca predominante. Con los cambios de tempo de Famosa, sustentados en la sección rítmica encabezada por el bajo de Tomeu Torres, se volvió a lanzar la intensidad para no volverla a bajar de nuevo. Superaron con valor el inicio a capella de Siete, y con la vibrante Contratiempo mostraron cuán cómoda se sentía la banda sobre el escenario. Los juegos vocales de Sombras, posiblemente la canción que mejor sonó, precedieron una entrada en falso solventada sin problemas en Todo fluye, que cerró su actuación dejando un agradable sabor de boca. Divertir y divertirse parecen los objetivos de Amarillo, y no cabe duda de que lo lograron. Si siguen fogueándose en nuevas actuaciones en directo pueden ofrecer cosas realmente interesantes. De tiempo y capacidades sin duda andan sobrados.
No mucho más adultos que los componentes de Amarillo, Lori Meyers se han convertido en una de las bandas que encabezan el movimiento alternativo nacional gracias a su debut discográfico. Moby Dick se encontraba abarrotada ante la presencia de los andaluces, que habían levantado grandes expectativas a su alrededor. Lamentablemente, no tuvieron un buen comienzo, y lo que en un principio parecía una mera dilatación de la primerísima parte instrumental de De superhéroes, se descubrió como un problema serio con la guitarra de Alejandro, que sencillamente no sonaba. Lo consiguieron resolver, pero desde ese momento y durante el resto del concierto se dio un curioso fenómeno, y es que a pesar de la muy buena acústica de la sala el sonido daba la impresión de haberse quedado estanco, estático, y no circular como era debido. Esto no fue óbice para que Lori Meyers ofrecieran un notable concierto, pero sí enrareció un tanto el resultado final.
Tras La mujer esponja, que se mostró tan grande como en estudio, pudimos disfrutar de El embargo de neuronas menguantes, a pesar de algún acople que deslució las dulces guitarras iniciales. Este tema está incluido en Ya lo sabes, el nuevo EP de la banda que -afortunadamente para los presentes- fue despachado en su totalidad esa noche. En una interesante muestra de inquietud, cambiaron las armonías de ¿Dónde están mis maletas?, y a continuación presentaron una canción ”lenta”, que no era otra que la cálida Canadá. En Parapapá decepcionó el hecho de que Noni, el vocalista, no hiciera los agudos característicos cada vez que cantaba ”puedes volver otra vez”, pero en cambio fueron magníficos los juegos con las voces al final de la que es sin duda una de sus mejores composiciones.
Como curiosidad interpretaron Mis neuronas de viaje de estudios, que fuera demo del tema que da título a su primer trabajo, Viaje de estudios, pero antes Alfredo se lució con la batería en el desenlace de la atormentada Dos hombres con sombrero. Por su parte Ya lo sabes fue intercalada entre dos canciones inéditas, de las cuales no dijeron el título. La primera se caracterizó por un tempo lento roto por un buen cambio de ritmo, marca de la casa. La segunda se convirtió posiblemente en el momento más espectacular de la noche: todos los ingredientes que han dado a conocer su música pasados por la batidora del talento y del derroche a la hora de ejecutar las diferentes partes de la misma. Si esto es lo que nos espera de Lori Meyers, no es descabellado decir que estamos frente a una de las formaciones que más alegrías nos va a deparar en el futuro.
Pero aún les quedaba cuerda, y en Johnny cogió su fusil, otra rareza, dieron rienda suelta a sus influencias, además de hacer bailar al público al son del contagioso bajo de Julián. Antes de tomarse un breve descanso volvieron a deslumbrar con su buque insignia, Tokio ya no nos quiere, para regresar ante un público entregado y cerrar con pasión mediante Ham’a’cuckoo y El increíble hombre menguante. Es una lástima que los problemas técnicos ya referidos limitaran la posibilidad de paladear con plenitud todo lo que puede llegar a dar de sí la banda de Loja, pero lo que no se puede negar es que Amarillo y Lori Meyers nos permiten seguir ilusionándonos ante un panorama discográfico cada vez más rico, en el que se imponga la calidad musical sobre el márketing despiadado.
Texto y Fotos: Miguel González