Looper
Looper es fantástica. Así de claro y así de simple.
Me gustaría explicarles un millón de detalles más e incluso debatir durante largo rato sobre varios aspectos del film, pero les voy a hacer un favor a aquéllos que todavía no la hayan visto e intentaré no desvelar nada de la trama. Esta es una de esas historias a las que uno debe ir virgen para disfrutarla en su máxima amplitud. Sí, ya sé que llego muy tarde y que a estas alturas les habrá sido imposible y ya sabrán “de qué va”. A buen seguro ya estén contaminados y habrán leído/oído por ahí que es otra de acción de Bruce Willis en la que viaja en el tiempo. Pero por lo que más quieran, no se queden con eso porque aquí hay mucho más. En realidad, hay TODO más.
El director Rian Johnson deja constancia que lo suyo es contar historias de género desde un prisma algo diferente. O lo que es lo mismo, sorprendernos utilizando algo que creemos que conocemos a la perfección y hemos visto millones de veces para darle la vuelta, convirtiéndolo en algo nuevo y emocionante. Ya lo hizo con su primer trabajo, Brick, en 2005. Lo que parecía una película de institutos era una pieza del mejor cine negro. De aquella primera aventura repite ahora con un caracterizado Joseph Gordon-Levitt, un actor que se ha instalado en un permanente estado de gracia y todo apunta a que va a ser uno de los grandes nombres de la historia del celuloide. No olvidemos que, además de Looper, este año ha estrenado ya El Caballero Oscuro: La leyenda renace y tiene pendiente la prometedora Sin Frenos. A la joven promesa le acompaña, como ya saben, el siempre solvente Bruce Willis que debe tener un agente que vale millones y siempre consigue estar en los proyectos más interesantes. No olvidemos que su currículum tiene joyas como 12 Monos, El Protegido, Pulp Fiction o la reciente Moonrise Kingdom.
En definitiva si quieren que sus neuronas den unas cuantas vueltas no se pierdan Looper. Pero estén atentos y no se mareen con las vueltas en el tiempo, aquí lo que importa es otra cosa.