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Liars – Sisterworld

LIARS- SISTERWORLDHace tres años que Liars (Mute, 2007) nos dejó un sabor de boca más jugoso y sobre todo más inesperado (si es posible) que las anteriores entregas de la banda de Brooklyn. Dejando a un lado los gustos personales, su disco homónimo se despojaba de esa espesura conceptual reinante -no por ello desacertada- en sus tres primeros trabajos, ofreciendo una cara mucho más camaleónica y aventurera, lo que aportaba una frescura desconocida en la banda neoyorquina.

Con Sisterworld (Mute, 2010) no se alejan demasiado de lo hecho hasta ahora desde su debut They threw us all… (Mute, 2001). De hecho, se podría decir que sigue unos derroteros y una actitud parecida a su último trabajo homónimo pero quizá ahondando en esa profundidad innata del grupo. Una profundidad esperada en Liars pero diferente a lo que nos tenían acostumbrados con los trabajos más abstractos y oscuros del grupo (They were wrong, so we drowned, Drum’s not dead). Mezclando paranoia, miedo y violencia, los neoyorquinos demuestran una sapiencia mucho más depurada que en sus primeras entregas. Sin sumergirse demasiado en pasajes ambientales, parecen querer acercarse a temas incluso bailables (y es que el peso del revival post-punk de su primer disco ya pasó hace tiempo…).

La voz de Angus Andrew, con su correspondiente torrente de efectos, encuentra su punto álgido en la inicial y afligida Scissor, especialmente fructífera cuando transcurre en ese mantra melódico de voces, piano y bajo. De ahí al ataque directo de las guitarras, sin contemplaciones. Y vuelta al mantra melancólico. La magia de Liars reside en eso: cómo pasar de la levitación a la caída libre con éxito. Otro de los temas más guitarreros y con ciertas reminiscencias a su Plaster casts of everything es Scarecrows on a killer slant, donde maximizan la reverb de las guitarras y dotan de un musculoso ritmo a la canción con más garra del álbum.

La tensión siempre ha sido uno de los rasgos característicos en cualquiera de los discos de Liars, pero en Sisterworld se olvidan de esos enmarañados experimentos de They were wrong… y de la tremenda introspección de Drum’s not dead para dar salida a una más refinada manera de mostrar tensión y ansiedad en la escucha de temas como Drip o Goodnight everything. También se pueden ver timbres menos “apagados” y más luminosos en temas como Proud evolution, donde persiguen y mantienen un groove realmente cautivador y no usual en anteriores trabajos. Van cinco álbumes y la aventura todavía continúa. ¿Quién apuesta sobre la siguiente dirección de Liars? Posiblemente contagiosa.

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