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LCD Soundsystem – LCD Soundsystem

Si el año 2005 puede tener un nombre, ése es el de LCD Soundsystem. Bastante antes de comenzar el año y de haber publicado algún álbum, el neoyorquino James Murphy ya era el artista del que se podían leer más líneas escritas que de cualquier otro que hubiese publicado algo anteriormente. Y ahora lanza el pistoletazo de salida. El amante incontrolado de los sonidos más repetitivos del rock, el fanático incondicional de Can y The Fall nos enseña sus argumentos.

Estamos ante un disco doble, conteniendo el segundo cd sus singles más laureados antes de publicarse este trabajo; un guiño con complicidad hacia sus fans más añejos. El primero, sin embargo, parece querer aclarar al público su alma rockera, ya que, pese a crear y trabajar (junto con Tim Goldsworthy) en un sello más bien electrónico como DFA y ser el padre de algunos de los hits más llenapistas de los últimos años (I´m losing my edge, Yeah, Give it up…), él es un seguidor innato dek rock. Esto da lugar a un álbum más variado que facilita las primeras escuchas del mismo.

Para el ámbito musical americano, sobre todo para el neoyorquino, la llegada de Daft Punk en los 90 con su dance introduciéndose en el ambiente rock fue una pequeña revolución que se ha ido notando en estos últimos años en esta escena, dándole un aire mucho más bailable que antaño (!!!, LCD, The Rapture…). Daft Punk is playing at my house comienza la fiesta con el bajo más funky posible, el cual va dibujando el perfil de la canción hasta llegar a unos grooves totalmente adictivos. Se apoya en otros instrumentos como campanillas o xilófonos; «trucos» que recuerdan a sus queridos Liquid Liquid, o incluso a los detalles de ese mundo particular de la electrónica experimental de Arthur Russell. Ese post-punk no tan digerible como el que abunda últimamente, no el destinado únicamente al bailoteo, sino el que presenta su cara más arisca (como anillo al dedo Public Image Limited), se da cita en Too much love, para dar paso a uno de los mejores temas del disco debut del neoyorquino, Tribulations. Absoluto hit vitamínico (el álbum está plagado de ellos) que impulsa al desfogue total. El estribillo puede recordar a esos momentos lisérgicos de Screamadelica, pero con más revoluciones. Seguidamente se da la canción más guitarrera (realmente la única que tiene a una guitarra como protagonista), más abrasiva, más punk: Movement, pequeño homenaje a esos ’76, ’77.

Pero como mencionaba antes, Murphy quiere hacerse expresar por otros medios menos directos, como puedan ser esos devaneos Beatles del maravilloso Dear prudence que se reflejan en Never as tired as when I’m waking up, o esa electrónica un tanto ambiental evocadora del primer Brian Eno con Great release. Podremos verle en directo tanto los días 17 y 18 en Madrid y Barcelona como en el festival Sónar que se celebrará en junio. Una ocasión perfecta para disfrutar de una buena fiesta. Máxima expectación.

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