Cine, Tv y Teatro

L’Alternativa 2013. Alicia en las ciudades (Wim Wenders, Alemania, 1974)

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Viajar para salir de uno mismo.

Alicia en las ciudades (1974) es uno de los primeros trabajos del director alemán Wim Wenders, autor, entre otras, de grandes películas como París, Texas (1984) o El amigo americano (1977). Filmada con un presupuesto ajustadísimo y medios precarios, destaca desde el primer momento por un tratamiento de la imagen muy particular: en blanco y negro, siempre cruda y con mucho ruido y grano, repasa con innumerables travelings la mirada del propio protagonista sobre un mundo mudo, desoladoramente habitado, y en ocasiones hostil, a través del viaje que realiza a lo largo del filme. Una road movie en toda regla, que parte de la América profunda y termina en la cuenca del Rhin.

1651_4_1250524440Phil Winter (Rüdiger Vogler) es un fotógrafo y reportero que, tras viajar por Norteamérica en busca de una descripción de la sociedad estadounidense sin demasiado éxito, decide volver a Alemania ante la falta de dinero y la finalización del plazo para entregar su artículo, para el cual cuenta apenas con un montón de fotos realizadas durante su estancia con una polaroid. Para ello tiene que confesar a su editor corresponsal en New York que aun no tiene la historia concluida, y sortear una huelga de pilotos que le obliga a volar a Amsterdam. En el mismo aeropuerto, ayuda a una madre (Lisa Kreuzer) y su hija, Alice (Yella Rottländer), alemanas también ellas, a reservar para el día siguiente el mismo pasaje para el mismo destino. Pero a la mañana siguiente, tras pasar la noche los tres juntos en un motel, la madre desaparece, pidiéndole a través de una notita que lleve a Alice hasta Amsterdam, y que allí la esperen un día más mientras ella resuelve un último y escabroso asunto.

A partir de aquí la película se transforma en el verdadero viaje interior del protagonista. Perdido en su propia vida, encerrado en sí mismo, y derrotado por su incapacidad para contactar con el mundo, se dedica a registrar todo lo que ve, tratando de plasmar con su polaroid exactamente la misma imagen anodina y vacía que él percibe casi en todo. Al no aparecer la madre en Amsterdam en unos días, Phil se hace cargo de Alice a regañadientes y se compromete a acompañarla a buscar a su abuela por media Alemania, con una imagen de su casa como única pista. Y es a través del vínculo que se crea entre ellos como Phil logra salir de su abotargamiento: volviendo a entrar en contacto con los sentimientos de amor y amistad, interdependencia afectiva, responsabilidad, fidelidad y compromiso, que en algún momento había perdido.

aLICIAEl filme, cuya estética bien podría representar el mundo interior de Phil, contiene una clara reflexión sobre lo difícil que resulta a veces observar el mundo y la vida propia sin la utilización de un filtro sobre el que poder verter nuestras obsesiones e incapacidades socio-afectivas. El valor simbólico de la polaroid resulta evidente en todo momento, pero adquiere aun más importancia desde el momento en el que Alice le hace una foto a Phil, registrando por primera vez el verdadero objeto de la búsqueda del periodista. Como ella misma declara en una de las últimas escenas, el joven deja de utilizar la cámara (el filtro) cuando entran en Alemania, planteando desde entonces su búsqueda interior desde la vívida experiencia con la niña, y desde la valentía de enfrentarse a lo real. Y solo así logrará recuperar el sano contacto con el mundo que le rodea, expresado en la escritura de su atrasado artículo.

Curiosamente, es también una foto, o más bien una secuencia de fotomatón, la que describe el desarrollo de la relación entre Alice y Phil, alternando ambos sonrisa y seriedad en las tres primeras, y coincidiendo por fin en la última con una sonrisa conjunta. Pero lo cierto es que, pese a que es la niña quien se halla aparentemente perdida durante todo el metraje, el único viaje del que desconocemos el destino final es el de Phil. En ningún momento dudamos de que Alice se reencontrará con su familia, ya sea con su madre o con su abuela; e incluso da la impresión de ser ella la que en realidad está acompañando a Phil a reencontrarse consigo mismo.

18793091.jpg-r_640_600-b_1_D6D6D6-f_jpg-q_x-xxyxxCon una iluminación sensacional que nos transporta al tratamiento expresionista de la fotografía en el cine alemán de los años ’20, Wenders construye una historia de solidaridad, de salvación a través del amor y de reflexión sobre la visión subjetiva y personal de cada ente con respecto al mundo que lo rodea. 40 años después de su producción, parece el típico tema del que ahora podríamos extraer nuevas versiones, observando, como lo hacemos, el mundo a través de nuestros smartphones. Alicia en las ciudades nos muestra cómo la verdadera observación de la vida radica en la sencilla vivencia de las relaciones afectivas, y no en la plasmación de una imagen a través de un filtro, ya que lo único que nos mostrarán esas fotos, si es lo único que nos queda, o nuestros perfiles en Facebook o Twitter, no son más que un reflejo de nuestras obsesiones y dificultades para relacionarnos con el mundo.

3 comentarios

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  2. Magnífica reseña de esta gran película, con tantos de esos elementos reconocibles en el cine de Wenders que lo han convertido en alguien único.

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