La película de la semana: The Vast of Night
Se estrena en Amazon la ópera prima del estadounidense Andrew Patterson, que, pese a su bajo presupuesto, ha sorprendido a la crítica por su calidad depurada.
La historia se desarrolla en apenas un par de horas en Cayuga, un pueblo de Nuevo Mexico con poco menos de 500 habitantes. Los protagonistas son Everett ( Jake Horowitz ), responsable y conductor de la radio local y Fay (Sierra McCormick ), una adolescente de 16 años que trabaja en la precaria central telefónica. En una noche en la que toda la ciudad está en el primer juego de baloncesto de la temporada en la escuela secundaria, Fay y Everett mantienen el fuerte en el centro de llamadas y la estación de radio.
Ganadora del premio del público en el Festival de Slamdance, la historia se enmarca de forma ficticia como un episodio de Paradox Theatre, una serie de televisión de antología que es una referencia al popular programa de ciencia ficción de 1959, The Twilight Zone. Patterson dirige con aplomo y un trabajo de cámara poco habitual en un novato- The Vast of Night tiene lugar en el transcurso de una noche, por lo que la historia se desarrolla prácticamente en tiempo real – a través de un trabajado guión a cargo de James Montague y Craig W Sanger. Tal vez el mérito- y probablemente para muchos el defecto- de la película es que no sólo está ambientada en el EEUU del ocaso de los 50 sino que también parece filmada para ingenuos espectadores de aquellos años, por lo que las expectativas ante los acontecimientos que se suceden podrían resultar frustrantes para una audiencia del siglo XXI.
Para The New Yorker «The Vast of Night es la pieza de ciencia ficción a pequeña escala más absorbente, la mejor desde Monsters (2010), sin duda, en la que ha sido un privilegio ser absorbido. Como dice Everett: «Si hay algo en el cielo, quiero saber». También puede entenderse como un sincero homenaje a la radio, como dice Vulture, en especial «un homenaje a los dramas radiofónicos, tal vez, pero también funciona como un recordatorio de que, si bien la película es un medio visual, a veces el sonido puede ser suficiente para sostenerte. Es un sonido, después de todo, que abre el mundo enclaustrado en el que viven Everett y Fay, exponiéndolos a algo terrible, asombroso y nuevo». Según Los Angeles Times «su logro no se basa en la novedad, sino en la modestia, la forma en que se maneja, utilizando poco más que un elenco excelente y algunas habitaciones sombrías y escasamente amuebladas, para llenar el centro de tu mente con visiones siniestras». The New York Times enfatiza la dirección: «los actores agregan algo de filigrana a sus personajes, pero son constantemente eclipsados por el excelente y flexible trabajo de cámara. Con el director de fotografía Miguel Ioann Littin Menz, Patterson convierte la cámara en una presencia incómoda y, cuando despega, también lo hace la película».