La película de la semana: Selma
Parece mentira pero hasta la fecha no se había abordado, salvo en clave documental y algún que otro telefilme, la figura de Martin Luther King en la pantalla grande.
Lo cierto es que había sido complicado encontrar un buen guión, un director y la aceptación de la familia, que posee los derechos sobre su imagen y discursos. En realidad no se trata realmente de un biopic sino de un período y un lugar de la vida de King, apenas un mes, pero un momento crucial en su carrera . El 7 de marzo de 1965 se celebró una marcha pacífica por la reivindicación del derecho al voto de los negros en los Estados del Sur, que fue reprimida de manera tan brutal por la policía que recibió el nombre de Bloody sunday (Domingo sangriento). El reverendo Martin Luther King quiso que las marchas por los derechos civiles entre Selma y Montgomery (capital del Estado de Alabama) continuasen, de manera que hubo dos más, aunque terminaron con otra tragedia…
Selma sólo aspiraba al Óscar a la mejor película y mejor canción, hecho que levantó numerosas críticas. Su directora, Ava Du Vernay, había sido la primera directora negra nominada a un Globo de Oro, y se esperaba su nominación en los Oscars. Además, sus actores principales, pese haber recibido elogiosas críticas, David Oyelowo y Carmen Ejogo, tampoco fueron escogidos en sus respectivas categorías.
The New York Times pone el énfasis en la eficacia del guión, pese a que se trate de hechos conocidos: «incluso si usted piensa que sabe lo que viene, Selma se mueve con suspense y sorpresa. Repleta de incidentes y rebosante de personajes fascinantes, es un triunfo de la eficiencia, la enfática narración cinematográfica. Y mucho más que eso, por supuesto». Time Out New York la compara con una reputada serie de tv:«La película parece como el mejor episodio de «Mad Men», de tono perfecto aún en sus detalles: un universo de mangas de camisa enrolladas, cejas cargadas de sudor y gritos que no suenan enlatados». Para USA today es «conmovedora, un poderoso recordatorio de un tiempo, no hace mucho, cuando, para un gran grupo de estadounidenses, tratar de registrarse para votar podría resultar una seria amenaza para sus vidas».