La película de la semana: Otra Ronda
La reunión del equipo detrás de The Hunt, con el director Thomas Vinterberg y el actor Mads Mikkelsen a la cabeza volvió a cosechar desde su presentación en festivales excelentes resultados de crítica y, sobre todo, premios.
‘Druk’ (Another drunk) ya fue triunfadora en los Premios del Cine Europeo a finales del pasado año tras obtener cuatro galardones, el de Mejor película, mejor dirección, mejor guion y mejor actor, y la cinta danesa ha consolidado su reputación tras recibir no sólo la esperada nominación a mejor película internacional en las candidaturas a los Oscar que se entregan a final de mes, sino la de mejor director para Thomas Vinterberg. En Otra Ronda, cuatro compañeros de mediana edad, todos profesores de la misma escuela, deciden poner a prueba la teoría de que los humanos padecemos de un déficit de alcohol en la sangre, lo que aumenta nuestras inhibiciones y limita nuestra sociabilidad y creatividad.
Thomas Vinterberg saltó al escenario global, junto con Lars von Trier, con el manifiesto colaborativo Dogme 95, un enfoque dinámico y extremo para «recuperar el poder de los directores como artistas«. Formaron un conjunto de reglas cinematográficas para «purificar» la realización cinematográfica y durante muchos años, Vinterberg trabajó bajo los directores de Dogme 95. Con su primera película Festen (The Celebration) reescribió las reglas de diseño del cine convencionalmente iluminado y producido. Otra ronda proviene del exitoso estudio danés Zentropa, creado por Lars Von Trier y que generado numerosos premios para su país. Vinterberg escribió el guión con Tobias Lindholm, un cineasta por derecho propio, que ya escribió La Caza y dirigió A War, ambas nominadas también al Oscar a mejor película internacional. En total, a lo largo de la historia de los premios, Dinamarca ha sido candidata al Oscar en esta categoría hasta en trece ocasiones, de las cuales ha ganado en tres, dos de ellas consecutivas con El festín de Babette (1987) y Pelle el conquistador (1988) y, más recientemente, en 2010 con En un mundo mejor, película encuadrada en el movimiento Dogma y dirigida por Susanne Bier.
La sorpresa llegó hace unas semanas en la reciente presentación de las candidaturas a los Premios de la Academia de Hollywood, cuando, además de la ya prevista nominación a mejor película internacional, Thomas Vinterberg recibió un inesperado guiño por su nominación al Oscar al Mejor Director, una sorpresa ya que el director danés ni siquiera había aparecido en la lista de cinco favoritos de los Premios de los Sindicato de Directores (DGA). Si Vinterberg ganara el Oscar a la dirección, repetiría lo que ocurrió el año pasado cuando Sam Mendes recibió el premio de los Directores por 1917, mientras que Bong Joon Ho obtuvo inesperadamente el Oscar por Parasite, pero en este caso con más mérito.
Vinterberg ha explicado que para la sucesora de su historia del Kursk profundizó e investigó la historia mundial para encontrar los logros de personas famosas bajo la influencia del alcohol. Así, Otra ronda marca un alejamiento dramático de las películas que profundizan en el consumo de alcohol y se aleja de la mirada moralista de la bebida (como Leaving las Vegas o Días de vino y rosas) y se acerca al aspecto lúdico que Hollywood ha asumido en su vertiente (exageradamente) más cómica (Bienvenidos al fin del mundo o la trilogía Resacón en Las Vegas). No hay que olvidar la anécdota del estreno de una de las películas míticas sobre (y contra) el alcoholismo en el cine, Días sin huella (The Lost Weekend), que se llevó cuatro premios de la Academia, incluído el de mejor película en 1946. La industria del licor lanzó una campaña para socavar la película antes de su lanzamiento. Allied Liquor Industries, una organización de comercio nacional, escribió una carta abierta a Paramount advirtiendo que los grupos contra el consumo de alcohol usarían la película para restablecer la prohibición. Los intereses de las bebidas alcohólicas supuestamente reclutaron al gángster Frank Costello para ofrecer a Paramount 5 millones de dólares para comprar el negativo de la película y quemarlo. Su director, Billy Wilder bromeó diciendo que si le hubieran ofrecido 5 millones, «habría [quemado el negativo]».
Para The Wall Street Journal «esta es una película sobre los placeres de la amistad, entre muchas otras cosas, y la posibilidad de cambio, para mejor, no sólo para peor, y no sólo a través del ajuste de alcohol en sangre». Según The New Yorker «con todo, sin embargo, esta es una de las obras más absorbentes del director. Te empapa, y su melancolía (…) es de alguna manera menos inquietante que sus juergas». Para Paste «aquí, la alegría y la melancolía van de la mano, compañeros en la danza de la vida, así como un trago fuerte acompaña los placeres de la vida. La combinación resulta tan embriagadora como los cócteles que los chicos preparan juntos, si no más». Para The Hollywood Reporter «En última instancia, Otra Ronda tiene poco que decir sobre la intoxicación y la adicción, pero es un tributo atractivo a la amistad, la familia y el hedonismo bacanal con moderación. Sin embargo, para TIME «Si Otra Ronda se hubiera presentado como una farsa, una bagatela, podría, paradójicamente, tener más peso. Las buenas comedias tienen una forma de penetrar profundamente, tal vez porque nos relajan lo suficiente como para bajar la guardia. Pero Otra Ronda es demasiado seria y no lo suficientemente seria».