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La película de la semana: Napoleón

Ayer el Museo del Prado se vestía de gala para acoger el estreno oficial de Napoleón, biopic sobre el emperador francés, y que contó con la participación de su director, Ridley Scott, y su protagonista, Joaquin Phoenix.

Más de dos décadas después que Joaquin Phoenix obtuviera su primera nominación al Oscar por interpretar a un emperador romano desquiciado, el ganador del Premio de la Academia con Joker vuelve a coincidir con su director de Gladiator, Ridley Scott, para ponerse en la piel de otro emperador. La película está basada en la historia real del ascenso al poder de Napoleón y su tumultuosa relación con la emperatriz Joséphine de Beauharnais, interpretada por Vanessa Kirby. En 2021, Scott le dijo a Deadline: “Napoleón es un hombre que siempre me ha fascinado. Surgió de la nada para gobernarlo todo, pero al mismo tiempo libraba una guerra romántica con su adúltera esposa Josephine(…)». Y añadió: “Ningún actor podría jamás encarnar a Napoleón como Joaquín. Creó uno de los Emperadores más complejos de la historia del cine en Gladiator, y crearemos otro con su Napoleón». De hecho, Scott dio un giro al guión de “Napoleón” durante la producción después de ver a Joaquin Phoenix meterse en el personaje. “Desmontamos la película para ayudarle a centrarse en quién era Bonaparte. Tuve que respetar eso, porque lo que decía era increíblemente constructivo. Hizo que todo creciera más y mejor”. El récord del papel de Napoleón lo ostenta Ian Holm. En 2001 se estrenó El traje nuevo del emperador dirigida por Alan Taylor, y era su tercera actuación como el líder militar y político, después de Napoleon and Love de 1974 y Times Bandit de 1981.

El título original de la película era, por extraño que parezca, Kitbag, que supuestamente se basaba en la oscura expresión: «Hay un bastón de general escondido en la bolsa de cada soldado». El director colaboró nuevamente con el guionista de Todo el dinero del mundo, David Scarpa, en el guión.

Para la película se utilizaron 11 cámaras y la ayuda de la Inteligencia Artificial para que el espectador se sienta dentro de la historia. El equipo pasó, además, cinco días filmando la crucial Batalla de Waterloo, con el asesor militar Paul Biddiss, que reveló la gran atención de Scott a los detalles. Con todo, parte de la críticas se le ha echado encima sobre ciertas inexactitudes de muchos de los hechos de la película, sobre todo por parte de los historiadores franceses. El biógrafo de Napoleón, Patrice Gueniffey, por ejemplo, dijo a la revista Le Point que Scott hizo una reescritura de la historia “muy antifrancesa y muy probritánica”. Y ha sido el propio Phoenix el que se ha encargado de defender la versión del director, explicando que Napoleón tiene menos que ver con los hechos y más con la visión única del director sobre el personaje. Scott fue menos diplomático ante las críticas: «Los franceses ni siquiera se gustan a sí mismos»- dijo a la BBC cuando se le preguntó –“A la audiencia de París a la que mostré la película les encantó”.

La figura de Napoleón ha sido recurrente en la historia del cine desde los primeros tiempos, y muchas de ellas simboliza un avance en la propia técnica cinematográfica. The Battle of Waterloo, de 1915, por ejemplo, fue mucho más larga y costosa que las películas contemporáneas, pero alcanzó un gran éxito comercial y de crítica. Napoléon (1927) de Abel Gance, es hoy reconocida como una obra maestra del movimiento fluido de la cámara y una de las películas más grandes e innovadoras de la era del cine mudo. Conquest (1937), dirigida por Clarence Brown y protagonizada por Greta Garbo, Charles Boyer y Reginald Owen, sin embargo, no fue muy bien recibida por la crítica y de hecho generó pérdidas, y, a pesar de ello, recibió dos nominaciones al Oscar, entre ellas la de Boyer en su papel protagonista. Algo parecido pasó con Désirée de 1954, dirigida por Henry Koster, esta vez con Marlon Brando como Napoleón y Jean Simmons como Désirée Clary, con apenas dos nominaciones a dirección de arte y vestuario. Al año siguiente se estrenaría Napoléon, película épica histórica francesa de 1955 dirigida por Sacha Guitry y en 1960 también la francesa Austerlitz dirigida por Abel Gance y protagonizada por estrellas como Jean Marais, Jack Palance, Claudia Cardinale, Vittorio De Sica, Orson Welles, Leslie Caron y Jean-Louis Trintignant.

Además de los franceses, otros países también dieron, naturalmente, su propia versión de la historia de Napoleón. Waterloo (1970) fue una coproducción entre Italia y la Unión Soviética, dirigida por Sergei Bondarchuk y protagonizada por Rod Steiger como Napoleón Bonaparte y Christopher Plummer como el duque de Wellington, con un cameo de Orson Welles, ya la tercera vez que aparecía en una película de Napoleón. A pesar de las críticas mixtas, ganó varios premios, incluidos los BAFTA al mejor diseño de vestuario y mejor dirección artística, y el David di Donatello de 1971 a la mejor película. Stanley Kubrick desarrolló un famoso proyecto en 1969, pero los patrocinadores financieros se retiraron después del fracaso de Waterloo. Kubrick originalmente planeó una producción extensa con más de 40.000 extras, con Jack Nicholson y David Hemmings en conversaciones para protagonizar junto a Aubrey Hepburn el papel de Josephine Bonaparte. El proyecto se ha recuperado por el mismísimo Spielberg, que ha estado involucrado en la reelaboración del concepto durante la última década para una serie de HBO basada en el guión de Kubrick.

Parece que esta nueva revisión épica de la vida de Napoleón no se libra de la controversia, dado que encontramos críticas entusiastas y, otras, bastante menos fervorosas. Así, para The Guardian «Phoenix es la clave de todo: una actuación tan robusta como la copa de borgoña que bebe: acicalada, melancólica, hirviendo y triunfante». Según Chicago Tribune «como era de esperar, la amplia epopeya de Ridley Scott, que abarca décadas y magníficamente filmada, Napoleón, es una interpretación estilizada y violenta de la vida y la época de uno de los comandantes militares y líderes políticos más famosos e infames que la historia haya conocido, pero también es una acusación sorprendentemente divertida». Según The Independent «en definitiva, es la vida de Napoleón como sólo Scott puede contarla, llena de brío, espectáculo y machismo. Sus escenas de batalla son emocionantes, un retroceso al tipo de espectáculo que ya nadie en Hollywood (salvo, bueno, Ridley Scott) está interesado. Pero puede ser igualmente desapasionado». Para USA Today, sin embargo «La comedia satírica, la brutalidad en el campo de batalla y la tragedia personal se mezclan pero nunca llegan a encajar del todo en Napoleón, una película biográfica protagonizada por Joaquin Phoenix como el voluble personaje principal». Según Vanity Fair «Phoenix siempre ha sido bueno para representar este tipo de tiranía patética, pasando hábilmente (y rápidamente) de una despreocupación malcriada y desdentada a una amenaza genuina. El actor parece captar tanto el chiste como la seriedad de la película, aunque desearía que Scott contagiara mejor ese tono a la audiencia». Y para The Hollywood Reporter «A pesar de toda su fuerza, atmósfera y combate sólidamente coreografiado, este es un tapiz histórico dilatado, demasiado extenso para seguir siendo convincente, particularmente cuando su enfoque se desvía de la pareja central».

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